¡Vaya por Dios! ahora lo que les preocupa, agobia, confunde a nuestros gobernantes, son los crucifijos. Verdaderamente, cuando el “diablo no sabe que hacer con el rabo mata moscas”.
Molesta que se ponga una placa en la fachada donde nació una Santa, molesta que haya signos religiosos en los colegios, ¿no llegará el momento en que nos tengamos que quitar las medallas y crucifijos, cuando entremos en un centro público? Todo se andará.
La verdad es que las cosas deben ir rematadamente mal. No se si por la crisis, falta de agua, o porque hay poco que hacer, pero que, en estos momentos por los que estamos pasando los españoles, resulte un peligro que estén los crucifijos en los centros educativos, es de risa además de una contradicción y una ironía. ¿De qué tienen miedo? No son los signos cristianos los que nos acechan. Son los fantasmas personales, cuando no se saben manejar y necesitamos personalizarlos en algo para darles forma.
Quiero recordarles que esos mismos signos llevan más de veinte siglos conviviendo con nosotros en el mundo entero y han sobrevivido a situaciones más agresivas y, a pesar de todo, siguen existiendo y van a seguir existiendo. No creo que sea el momento de distraerse y distraer al personal, necesitamos concentrarnos en solucionar nuestro día a día, en fortalecer el sistema económico, por lo menos, que nos permita tomarnos las uvas ( es un acto pagano, no tengan miedo).
En fin, amigos, fuera miedos, pongan tranquilamente el Belén en sus casas, plazas y calles, que no es el Niño Jesús el enemigo.
Juana Lorenzo Vian
Me comenta una amiga que ha estado comiendo con un amigo que trabaja como profesor en Puertollano, en el instituto en el que trabaja han puesto toda la vida (de Dios) un Belén como tradición, este año no lo han puesto por miedo a las represalías a raiz de la polémica por el crucifijo.
No lo tenemos tan lejos, esto es en nuestra propia provincia, como no nos plantemos que cosas no veremos…
El Niño Jesús no es el enemigo, faltaría más, los enemigos que nos acechan son algo más terrenales como el miedo y la frustración, no se preocupen, simplemente que no hay mas ciego que el que no quiere ver, y lo que no quieren ver sus ojos es que la cosa ha cambiado después de veinte siglos y que vivimos en un mundo global, en donde nuestro país en general y en nuestro pueblo en particular, tenemos minorias de todas las creencias y religiones que no comparten el cristianismo y no tienen porqué compartirlo por costumbre, ni mucho menos, los que no creemos, por costumbre, no tengamos derecho a expresarnos libremente porque nos tachen de liberales y progresistas, que parece ser que es lo peor. Desde mi punto de vista liberal y progresista, que no libertino, aconsejo a toda la gente con una moral católica tan convincente y tan convencida de que sean más tolerantes con los y lo que nos rodean y que no se piensen que son atacados, que por «costumbre» se pueden seguir haciendo muchos males a la humanidad. Ser liberal y progresista no significa no tener moral. Están muy equivocados, particularmente tengo unas convicciones morales muy fuertes y no soy católica. Así que tómese las uvas tranquilamente y sea mas tolerante con los demás, que los miedos de los agnósticos son otros, no se preocupe.