ALDOUS HUXLEY

 

 

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Hay personas que se adelantan a su tiempo con mucha anticipación, tienen, por así decirlo, una capacidad profética. Una de estas personas  fue Aldous Huxley, un escritor con una cultura e inteligencia poco común. Huxley suponía que en tres o cuatro generaciones el mundo se vería inmerso en las estructuras deshumanizadas y sofisticadas como las que describe en su novela más famosa Brave New World (Un mundo felíz).

En Octubre de 1949 escribía en una carta a su amigo George Orwell…

“…En el curso de la próxima generación, creo que los amos del mundo descubrirán que el condicionamiento infantil y la narcohipnosis  son más eficaces como instrumentos de gobierno que los garrotes y los calabozos, y que la avidez de poder puede satisfacerse cabalmente si mediante sugestión se hace que la gente ame su servidumbre como si a latigazos y puntapiés se le impone la obediencia. En otras palabras, en mi opinión la pesadilla de Nineteen Eighty-Four * está destinada a modularse, llegando a ser así la pesadilla de un mundo que se asemejará más al que imaginé en Brave New World (Un mundo feliz). El cambio se producirá como resultado de una sentida necesidad de mayor eficacia. Por supuesto, entretanto puede desarrollarse una guerra biológica y atómica en gran escala; en cuyo caso tendremos que soportar pesadillas de otro género, apenas imaginables…”

*La novela de George Orwell 1984.

Una invitación a reflexionar que debe interesar a cualquier persona con una mínima inquietud.

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UN POCO DE HUMOR…

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Me mandan esta broma que ha logrado arrancarme una carcajada…

Ocurrió en 1919, un grupo de mujeres en una campaña para acabar con el consumo de alcohol se hicieron esta fotografía, en cuyo cartel se podía leer…

“AQUELLOS LABIOS QUE PRUEBEN EL ALCOHOL, NO PROBARAN LOS NUESTROS”

 

Por supuesto el consumo de wisky se disparó por las nubes… ja, ja … ¡Madre mía, que pinta!

 

 

 

¿UNA ENTRADA PARA EL CIELO?

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Aquí os extraigo un trocito de un precioso libro cuya lectura aconsejo a todo el mundo, espero que os guste…

 

La mayoría de la gente siente miedo cuando piensa en su muerte o en la de los seres queridos. En realidad, nos dice la Virgen  ”¡la muerte no existe!”. Simplemente cae un velo, como la cortina del Templo de Jerusalén que se rompe por el medio, revelando aquello que ya estaba allí, escondido en lo invisible: ¡el Santo de los Santos!

            Una imagen algo burda por cierto, como toda comparación, me viene a la mente: existen ventanas cuyos cristales permiten ver desde el interior aquello que acontece en el exterior, pero que impiden que la gente del exterior mire hacia dentro. El grado de opacidad puede variar, y a veces, si pegamos bien la nariz en el cristal, podemos discernir un poco lo que está en el interior. Pero supongamos que el cristalero se equivoque y coloque los cristales al revés, de manera que los que estén en el interior no puedan ver al exterior… ¡Esto es lo que nos ocurre! ¡Los que estamos en la Tierra somos como gente que no ve a quienes nos ven! Allí comienza la tragedia de la falta de fe, pues, entre no “ver” a alguien e ignorar del todo su existencia, ¡sólo hay un paso! “Queridos hijos”, nos dice la Virgen, “vosotros sois inconscientes”.

            Los santos han vencido esta opacidad y viven como si vieran lo invisible. Esto les permite abrazar las realidades invisibles sin temer el día en que el cristal se rompa, y que el velo caiga. La corte celestial les resulta ya familiar y consideran el paso hacia la muerte como aquel beso tan esperado que los introducirá para siempre en la compañía de los elegidos, después del exilio.

            La Tierra es como el tiempo del deseo; el Cielo, la eternidad de la posesión. Si estando en la Tierra no experimento el deseo del Cielo, soy como un moribundo que aún puede ser reanimado. Pero si transfiero mi capacidad de desear al mundo material, ya soy un hombre muerto; aterrado por la hora de mi muerte, momento en que perderé todos mis (falsos) tesoros. Por cierto, solamente podemos “contemplar con alegría la vida eterna” en la medida en que estemos menos apegados a las cosas materiales.

            Marija* ha recibido luces al respecto… La Virgen le ha explicado que en el Cielo, cada uno de los elegidos sabe exactamente lo que los demás han hecho por él, y cómo, por medio de sus oraciones, sacrificios y ofrendas, han participado en el crecimiento de su grado de gloria eterna ¡Inclusive a veces, los elegidos ven cómo las plegarias de tal o cual persona les han servido para no perderse! En el Cielo, cada uno estará eternamente agradecido hacia cada una de estas personas y vivirá en una relación de amor muy especial con ellas. Esta realidad es maravillosa y por cierto reconfortante, sobre todo cuando en la Tierra no vemos aún el fruto de nuestros sacrificios y de nuestras oraciones por aquellos que amamos. ¡La Virgen nos da aquí un esperanza que puede sanarnos del desaliento! Nos ayuda a arriesgarnos por los verdaderos valores y así a “contemplar con alegría la vida eterna”.

*Marija es una de las videntes de la Virgen de Medjugorje

Extraído del libro “EL NIÑO ESCONDIDO de MEDJUGORJE” de Sor Emmanuel Maillard)

CRISIS y DOCTRINA SOCIAL de la IGLESIA.

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LA PALABRA «CRISIS» EN CHINO SE ESCRIBE CON EL SIMBOLO DE «PELIGRO» MÁS EL DE «OPORTUNIDAD»…

A continuación os transcribo un artículo que me ha enviado Ángel-Daniel de Toro, cura de Socuéllamos, hablando sobre la crisis…

CRISIS  Y  DOCTRINA  SOCIAL  DE  LA  IGLESIA

 

Desde mis inquietudes sociológicas, desde mi resistencia al capitalismo salvaje y, por supuesto desde mi perspectiva creyente, me cuesta cada día más trabajo comprender la presente crisis mundial. Quizás porque miro al futuro con la esperanza transformadora que toda crisis implica. Quizá, porque la experiencia me dice que las crisis purifican algunas actitudes sociales.

 

Lo primero que tendrían que aclararnos, los que manejan las grandes cifras de la macroeconomía, es en qué se diferencia esta crisis de las anteriores, ¿Cuáles son sus características y peculiaridades, y qué relación hay entre ellas? ¿De qué modalidad del capitalismo es esta crisis?… Necesitamos saber si nos encontramos ante una novedad, o ante una más, de las crisis cíclicas que siempre ha generado el capitalismo. Que alguien con pedagogía practica nos explique a todos si los ciclos económicos actuales son como los del siglo XIX y la primera mitad del XX o estamos ante una New Age.

 

Lo que desde cerca sabemos es que la crisis inmobiliaria que empezó a notarse en Europa el primer trimestre de 2007,y en EE.UU. mucho antes, nos ha metido a todos en una recesión global o no.

 

A grandes rasgos, esto se debe a la expansión cíclica más larga de la historia moderna, vivida durante los años noventa por la economía estadounidense, asociada a tres factores: a) al ascenso de la nueva economía basada en la informática, Internet, telecomunicaciones,… b) a la globalización financiera y c) a la burbuja inmobiliaria que, entre otros elementos, se manifestó en aumentos muy acelerados de los precios de las viviendas. Aunque la expansión llegó a su fin el año 2000, la recesión fue benigna y la recuperación rápida debido a la continuidad del boom inmobiliario que sustituyó, como factor de continuidad, el crecimiento del consumo privado; al auge de la nueva economía, cuyas acciones se habían desplomado lo multiplicó el boom inmobiliario que salvó momentáneamente la economía, pues hartos los estadounidenses del mercado de acciones, se volcaron en una orgía de bienes “raíces” o primarios y el valor de la propiedad (sobretodo de la vivienda) poseída por los estadounidenses se multiplicó por más del doble entre 2000 y 2005, y hacia el final de este boom inmobiliario, al saturarse el mercado, es cuando entran en escena los llamados préstamos subprime” o de segunda, concedidos a grupos de bajos ingresos, en condiciones leoninas, riesgosos y sin garantías”. La burbuja inmobiliaria fue alentada además por una política monetaria laxa seguida por la FED -la banca central de EE.UU.- y una ‘financiarización’ de la economía respaldada por la desregulación financiera implementada desde los años ochenta y fortalecida en 1999. Al mismo tiempo los mínimos de capitalización exigidos a los bancos por el Banco de Pagos de Basilea llevaron a éstos a mover sus negocios hacia intermediarios no bancarios. Tenemos pues, aunque las matizaciones y los detalles serían múltiples y variadísimos, y hasta aburridos, todos los ingredientes para que ocurra lo que está ocurriendo.

 

¿Hay crisis económica grave? No. Hoy, proporcionalmente, no hay ni más ni menos dinero que hace uno, cinco o diez años. Lo que pasa es que está en menos bolsillos. La grave crisis que sufrimos es de valores, eso sí, o mejor, de supervalores, y me explico: el coste de todo lo que necesitamos o consumimos ha de tener, por su propio equilibrio, una proporción justa con su coste de producción y los valores humanos han de tener una proporción adecuada al crecimiento personal. Esto quiere decir que, cuando el valor de la persona merma considerablemente los valores de las cosas crecen desconsideradamente. Hay pues, una grave crisis, pero de valores morales, basada en la ganancia fácil y rápida que todos conocemos, que está, detrás pero no oculta, porque no puede, o en la base de cada uno de los pasos expuestos anteriormente y que siempre, aunque nos duela, tendrá techo. Hay una grave crisis, eso sí, de desconsideración social del bien común, suplantado por el egoísmo. Hay crisis de auténtica solidaridad, que no está ni en las migajas ni en el “limosneo”, sino en el ejercicio efectivo de la justicia social en todos y cada uno de los campos en los que hemos de movernos como personas, ejerciendo de personas, para que todos los seres humanos que pueblan la faz de la tierra puedan vivir con la inviolable dignidad de personas. Digo esto con fuerza y convicción porque cuando llegan las crisis, lo primero que se recorta de forma efectiva son las ayudas y presupuestos destinados a los que más lo necesitan. Esos, y sólo esos, son los que tienen crisis y por lo que se pone en crisis todo y por lo que deberíamos estar en crisis todos.

 

Ángel-Daniel de Toro González

 

MEMORIA, dos.

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Con seis años o menos ya ibas a “los recaos”….

          Muy buenas, ¿qué vas a querer?

          “cuarto y mitá de jamonllór”…

Festival de olores, abigarramiento de cosas en un espacio pequeño, sardinas “salás” en cuba, “bacalás” junto a la guillotina, cajas de galletas maría tamaño super extra familiar en el anaquel más alto, la puerta de una cámara frigorífica con una pegatina de Heidi pegada en el cristal. Si llegaba una vieja después que tú se te colaba con la escusa de que tenía el cocido en la lumbre.

           ¿Tú de quién eres, hermoso?, no me digas más si tienes la misma cara que tu abuelo. Le vas a decir a tu padre que has estado con Pepe el de la tienda, ya verás si me conoce.

La cuenta con un bic naranja o bic cristal, en un papel de envolver color grisoso encima del mostrador. Te echaba la compra en el cesto que traías, aún no se llevaban las bolsas de plástico.

          Son cuarenta y siete pesetas.

          Me ha dicho mi madre que me las apunte usté, que luego viene ella a pagarle.

Si ibas “anca” Moya, te echaban la colonia en el frasco que tú mismo llevabas, la colonia Varón Dandy se vendía hasta en presentación de cinco litros.

          Que m’ha dicho mi madre que me de usté una bombilla como esta (enseñabas la fundida y así no había pierde)

          ¿Tú qué eres, el mayor de la Luisi?, ¿a qué curso vas ya? Pero si estás hecho un hombrecete.

Si llevabas cuartos a lo mejor podías hacer la sisa y comprarte un chicle “Niña” o un regalí,  y te volvías por la “cerica adelante” a tu casa. Con tu pequeña compra, aunque tuvieras que ir cincuenta veces a la tienda cada semana, nada que ver con los carros hasta arriba que vemos en los impersonales súper…

Memoria.

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Ayer tuve que ir a la cooperativa, al pasar a la oficina me acordé de aquella zorra disecada con una perdiz en la boca que lucía encima del mostrador y se me agolparon un montón de recuerdos de mi niñez y fui consciente por un momento de cuánto tiempo ha pasado y cuánto ha cambiado nuestro querido y odiado pueblo. Los recuerdos venían asociados a una imagen, un sonido, un olor… Creíamos que en el pueblo nunca cambia nada y de pronto te levantas una mañana y te das cuenta de que los blusones se han esfumado y las boinas hace tiempo que han abandonado los cogotes pálidos de nuestros jubilados. Cuando intento evocar mi primera niñez, siempre acudo a un recuerdo tan antiguo que se podría confundir con un sueño, se trata de la imagen de un “hermano” viejo, más bien alto, bajando por la calle de la arena en una enorme y desvencijada bicicleta, con su boina y su blusón de color negro agrisado por el uso, con una de las mangas flotando al viento, ese viejo era manco y conducía su bicicleta con una sola mano; bajaba con la aceleración provocada por la cuesta abajo en dirección a la iglesia, pegando pequeños botes encima de ese asiento de la bici con dos muelles grandes y una matrícula ilegible de chapa herrumbrosa… avanzando raudo por encima de los descolocados adoquines de la calle… 

Recuerdo también cuando las mulas no eran un “hobby” si no una forma de vida, el ritmo del tiempo iba marcado por el ritmo cadencioso del paso cansino de las bestias, con el sonido de las herraduras sobre la calle… clic clac, en una tarde de verano asolanado… Luego venía la vendimia con ese olor a bodega que llenaba todas las calles del pueblo. Las manos custridas con los primeros fríos, “sorbitando” los mocos mientras nos pasábamos la mano bajo la nariz…

Luego me dejo llevar por la placentera tristeza que produce la melancolía…

UNA SIMPLE CURIOSIDAD…

sopa-de-letras

 

No suelo hacerme eco de las chorradas que nos mandamos unos a otros por correo electrónico, pero esta me ha llamado la atención, seguramente muchos lo conoceréis… No obstante INTENTAD LEER ESTO…

Sloó prseoans epxertas cnsoiugen leer etso.

Yo no cnogsíeua pensr que relmante pídoa etndeer lo que etbsaa lnyedo.
El pdoer fdamuetanl de la mntee huamna, de aercudo con una invtesaigicón
de la Unvireisadd de Cmabrigde, no ipmrota el odren en que las lteras
etsén en una plabara , la úcina csoa ipmotratne es que la piremra y la útimla
ltreas etsen en el lguar crotreco. El rseto pduee etasr en ttaol eniredo y
tú aún pdorás leer sin pemrolba. Etso es pruqoe la mtene haunma no lee cdaa lreta idnvidailuemtne, snio que tmoa la pbrlaaa cmoo un tdoo.
Ipemsrinaonte? Y yo que smirepe pséne que el odern era ipmorantte!
Si pdues leer etso flecitacioenis!!

EN ESPAÑA ESTAMOS MUCHOS NINJA…Seguimos siguiendo a Don Leopoldo Abadía.

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“Mira que soy mayor, pero no he conocido una crisis mayor que ésta. Íbamos navegando en dirección a las rocas y ya nos hemos estrellado”, confiesa Leopoldo Abadía, autor de La Crisis Ninja, una sencilla explicación de la actual situación económica que comenzó a circular en Internet, que ha fructificado y le ha convertido en un personaje popular. Abadía, conocido por los lectores de El Confidencial, donde colabora semanalmente Desde San Quirico, ha reconocido que “en España también hay mucho ninja”. Este jueves, día en que Abadía presentaba en Madrid su libro La crisis Ninja y otros misterios de la economía actual, este online le acompañó en su periplo y le fue entrevistando en el camino.

Ayer fue un día duro para este chaval de 75 años, 12 hijos y 36 nietos que rara vez pierde la sonrisa. En pocas horas tuvo que atender a una veintena de medios de comunicación.“¡Buenos días, Leopoldo! Soy un lector suyo”, le increpó improvisadamente un conductor nada más llegar a Atocha. Desde que comenzara a aparecer en televisión, la gente le saluda por la calle. “El otro día, un señor me dio la enhorabuena en medio de misa”-se sorprende- ¡Qué locura!”.

Al llegar a La Casa del Libro, donde le esperaban los medios de comunicación para cubrir su rueda de prensa, pasó por la sección de Economía y se topó con su propio libro, colocado en el estante junto a los de George Soros y Warren Buffett. “¡La crisis demuestra el fracaso de todos ellos!”, exclamó. Ya lo dijo en El Confi: «¡A ver si va a resultar que todos estos gurús económicos saben tanto como yo, o sea: nada!». En una sola semana, su libro ya va por la tercera edición.

Son muchos los motivos por los que este ex profesor del IESE se ha ganado la popularidad y el cariño de la gente. Uno de los principales, la sencillez con la que explica los complicados conceptos económicos, “a lo Leopoldo”. La misma facilidad con la que enseñaba a sus alumnos lo que es el EBITDA. Con esa cercanía y una buena dosis de sentido del humor, le habla a la gente de cosas muy serias.

“La situación no mejorará hasta que el último ninja pague el último recibo”

En su libro, Abadía sitúa el origen de esta crisis cuando los bancos comenzaron a ofrecer créditos a personas Ninja, (no Income, no Job, no Assets). O sea, a personas sin ingresos fijos, sin empleo fijo y sin propiedades, quienes tenían que pagar intereses más altos por pedir hipotecas de alto riesgo. “La situación no mejorará hasta que el último ninja pague el dinero de su último recibo de su última hipoteca. Pero mientras, los ciudadanos tendrán que soportar la falta de concesión de créditos», asegura. En su discurso, Leopoldo Abadía habla de cosas muy fáciles y muy complicadas al tiempo. De la vuelta al sentido común; de tomar consciencia del valor de las cosas; de la necesidad de seguir hacia adelante, pese a la crisis; de de decencia y de tolerancia.

Durante la presentación, los periodistas no sólo le preguntaron dudas, sino que dialogaron con él y le plantearon reflexiones en voz alta. “Es muy inusual”, comentaban los editores. Más inusual incluso fue que la presentación finalizara con un aplauso. Al tomar el ascensor, Leopoldo se pilló con la puerta. Y, ante la preocupación de los presentes, dijo: “¡Qué se deteriora el producto!”.

 “Lo que más me gusta del libro es el principio y el final”, se sincera. Son los capítulos que dedica a San Quirico y su calidez familiar. “La familia es muy importante en tiempos de crisis”, asevera. El último capítulo está dedicado a un petirrojo. Un pajarito real que entra en la casa de San Quirico y que simboliza muchas cosas. Él lo explica así: “Mentalidad de petirrojo puede sonar un poco extraño. Pero sí. Mucho de lo dicho en capítulos precedentes está relacionado con tener un modo de vivir la vida diferente del aburguesamiento. Que es una tentación muy humana. Saquemos la nariz. Hay casas que ver donde somos bienvenidos. Hay despensas que descubrir. Hay mundo. Y vida. A pesar de la crisis”.

Para Leopoldo, “nuestro petirrojo” es un modelo de mentalidad abierta, de actuar globalmente. “Da ejemplo (…). Y anima. A todos aquellos que le rodean (…) Y sabe que hay dificultades, que no desprecia (…). Y hay días que le duelen las alas. Ya no es un pajarito. Y le cuesta arrancar. Estaría más cómodo en su nido. Pero también sabe que cuando lleve un rato volando se olvidará del dolor. Y que ese dolor, por ahora, tiene que aguantárselo. Ya llegará el día en que no pueda levantar el vuelo. A todos les llega. Por eso tiene cierta prisa. Hasta urgencia, a veces. Porque sabe, como nosotros, que el tiempo no es infinito. Y es en esos momentos en los que tiene que ser muy optimista”.

(extraído de http://www.elconfidencial.com)

LETIZIA, ALGO MÁS QUE UNA NARIZ…

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En el apartado de cartas al director en la edición dominical de un diario, leí ésta de un padre agradecido, quiero hacerme eco de ella porque estoy harto de que solo prestemos atención a las noticias negativas sobre las personas y que nos hacen olvidar cuanto de positivo guardan en su interior.

 

“Soy padre de una niña que está enferma de cáncer. De un tipo violento y horrible. Llevamos mucho tiempo en el Hospital Niño Jesús de Madrid luchando para que mi hija no se muera. Quien haya pasado por esto, sabe de lo que hablo. Quien no lo sepa que dé gracias, porque no somos raros, ni pobres, ni ricos, ni tontos. Somos una familia normal. Tanto como usted que está leyendo esto. Todo normal hasta el día que, de pronto y sin saber por qué, llega el horror.

Una mañana de tantas en el hospital, días antes de Nochebuena, una de las supervisoras nos preguntó a varios padres si tendríamos inconveniente en que la Princesa de Asturias nos viniera a saludar. Le dijimos que no. Y así fue, llegó Letizia Ortiz, nos saludo amablemente a todos (casi pidiendo perdón por creer que podría molestar) y se centró en un grupo de niños, entre ellos mi hija.

Fue sencillamente maravillosa con todos ellos. Cariñosa y simpática. Y durante toda la mañana saludó a todos y cada uno de los pequeños pacientes de la planta de oncología infantil del hospital. Con la misma sonrisa y con un amor enorme a todos los niños y a unas familias que estamos pasando por un calvario.

Y ante esto, podrán decir ustedes: bueno, y eso para qué sirve. Quien se haga esa pregunta no sabe lo que es tener un hijo enfermo. A estos sólo les diré una cosa: mi hija fue inmensamente feliz por el mero hecho de recibir la visita de esa persona llamada Letizia. Y sólo por las lágrimas de emoción que pude ver en sus ojos, por cómo miraba a la Princesa mientras ella bromeaba para hacerle sonreír, para disfrutar de esa sonrisa cada vez más apagada, mientras se interesaba por sus dibujos, por la vida, por los sentimientos de mi niña, sólo por eso, yo les digo que el trabajo que el trabajo que hace la Princesa de Asturias merece la pena.

Calladamente llegó al hospital y calladamente se fue. Por la puerta principal y sin más historias. Sin prensa, sin estridencias. Y he esperado todos estos días para comprobar una vez más, que lo bueno no se sabe: No sé de monarquías ni de repúblicas, soy un ciudadano de mi tiempo, atento a lo que ocurre en mi país. Como la mayoría, leo periódicos, veo la tele o escucho la radio, por lo que sé lo que se dice de ella, pero todo lo que digan da igual.

Compartir su tiempo a nuestro lado, el cariño que trasmitía su mirada hacía nuestros hijos, la determinación y el coraje con los que afronta las situaciones que le ha tocado vivir a esta persona, merecen un respeto. Y yo se lo quiero otorgar con estas palabras.

Gracias, Princesa”.