Mi querida mamá:
Nos encanta recibir entre nosotros a los amigos, a los compañeros que seguían en la tierra. Formamos un grupo estupendo, y te aseguro que nuestras nuevas misiones no nos impiden recordar y evocar nuestros recuerdos del pasado. Precisamente porque nos acordamos de todo, es por lo que permanece muy presente el recuerdo de nuestras faltas y debilidades, y podemos arrepentirnos. No hay que creer que llegamos, inmediatamente después de nuestro paso, a un estado de alegría completa. El pesar por nuestras imperfecciones no sólo continúa, sino que es incluso mucho más intenso que en la tierra; en cierto sentido, hay que redimir… en ello trabajamos… y Jesús nos ayuda. Si comprendierais esto durante vuestra vida terrenal, podríais evitaros muchas penas en nuestra esfera. Nada se pierde, todo produce sus frutos; ¡la menor de las semillas da sus frutos! Vigilad por tanto vuestra siembra, pues cuando la mies ha crecido, os convertís en segadores, y sois vosotros mismos los que tenéis que arrancar una a una todas las malas hierbas, incluso las que tienen flores. ¡Qué vergüenza, si nuestras gavillas, una vez depuradas de esas plantas, se quedan escasas y raquíticas! Dios no nos absuelve, puesto que somos nosotros mismos los que sembramos y cultivamos la cizaña, y como no podemos ofrecerle una cosecha adulterada, hemos de seguir trabajando duro hasta arrancar toda hierba nociva. Además tenemos que ayudar a los otros, pues es frecuente que la cizaña que nace en la cosecha de otra persona haya sido sembrada por nosotros. Tened, por tanto, cuidado y arrancad sin demora todo lo que haya de quemarse, antes de depositar las hierbas ante Dios.
Pierre
si yo pienso que cuando perdemos un hijo ese profundo dolor nos hace reflexionar y nos hace mas buenos
Qué bonito