LEOPOLDO ABADÍA ATACA DE NUEVO…

PUES SÍ, DE ÉSTA SALIMOS, Y SALIMOS MEJORADOS…(1)

Merece la pena que perdamos (ganemos) unos minutos leyendo a este hombre. Poco a poco se está convirtiendo en una referencia para mí y espero que para vosotros…

 leopoldo-abadia

Ceno en Madrid con dos hijos míos. No sé qué me pasa, que desde hace una temporada, no tengo ninguna cena-cena, sino una especie de cenas-mítines-sesiones de trabajo que me dejan un poco planchado.

 

A los hijos les ha gustado mucho lo de que de esta crisis salimos, y salimos mejorados. Dicen que deberíamos pegar carteles grandes por la calle, con ese  slogan, para que la gente se animara. Como hay que ser prácticos, calculamos el número de carteles que harían falta y el precio de cada cartel (los quieren en tres colores) y vemos que, con los ahorros de los tres, no llegamos.

 

Como ya saben lo que pienso y, al cabo de los años, he conseguido que lo piensen también (alguien dirá que les lavo el cerebro, pero no me importa nada, y a ellos tampoco), dicen que la salvación viene por la iniciativa privada, o sea:

 

  1. Que de ésta hemos de salir NOSOTROS,  o sea, TÚ y YO. 
  2. Que si en España somos no sé cuántos millones y hasta ahora hemos demostrado que tontos, tontos no somos, nos tenemos que mirar cada uno en un espejo, con lo cual, además de favorecer a la industria del espejo, nos podemos preguntar: “Y tú, ¿qué?”

Uno de mis hijos se pone trascendente y dice: “O sea, lo de Kennedy, aquello de qué puedes hacer tú por tu país”.  Bueno, pues sí, más o menos eso.

 

Pero como, a veces, algunos no saben exactamente de qué país están hablando -San Quirico, Cataluña, Aragón, España,  etc.- quizá es más práctico, aunque menos patriótico, pensar en qué puedo hacer YO por MÍ MISMO. Y como esto  suena  a egoísta (porque lo es), puedo ampliar la pregunta y plantearme qué puedo hacer YO por MÍ  MISMO, por MI FAMILIA y por mis AMIGOS. Y así, poco a poco,  puedo llegar a lo del  país que comentaba antes.

 

A mis hijos les preocupa que los Gobiernos no hacen más  que soltar -o decir que sueltan- dinero a troche y moche, pero que luego,  no se ve.  Y se preguntan: “¿Es que no lo  sueltan? ¿Es que siempre hablan de los mismos dólares o de los mismos euros y esas  cantidades no son sumables porque siempre son las mismas?” (En cuanto la gente  se pone a pensar, se hace preguntas. Por eso, hay gobernantes y aspirantes a gobernantes que prefieren que la gente no piense y, para conseguirlo hablan, como decía mi madre, de un modo tan enrevesado.)

 

Y mis hijos se quitan la palabra uno al otro y se hacen más preguntas: 

  1. “¿El resultado de todo este dispendio (mis amigos catalanes le llaman disbauxa) no será que seremos una nación de  señores/as iguales, todos vestidos de gris, con el cerebro vestido de gris y las ilusiones (el que las tenga) vestidas de gris, esperando que el Gran Timonel nos eche comida, quejándonos si no nos la echa y balando miserablemente porque solos nos vemos incapaces de hacer nada?”
  2. Si el  planteamiento es ese, la pregunta que me hacen de vez en cuando sobre qué mundo les  vamos a dejar a nuestros hijos, se contesta muy fácilmente: “Un mundo de señores/as iguales, todos vestidos de gris, etc.”

Porque si somos así y educamos a nuestros hijos así, la contestación es clarísima.

 

Y, además, si sucede que:

 

  1. Entre la multitud vestida de gris hay un  espabilado tan gris como los demás,  pero vestido de azul marino,  porque en la tienda donde se viste se han acabado los trajes grises. 
  2. Y si ese espabilado suelta tres espabiladeces, el rebaño de grises se dirigirá detrás de él, porque pensará que el pastorcete ese les llevará a  verdes praderas, donde podrán llenar su estómago, ya que llenar el cerebro no les importa nada. 

Y el espabiladillo jefe, con su regate en corto, irá metiendo goles a los grises tontos, porque, incluso entre los grises, también  hay clases (clases de grises, por supuesto).

 

Mis hijos me dicen que una vez que ha quedado claro que esto, o los sacamos adelante nosotros o no hay nada  que hacer, tenemos  que pensar de dónde  sacamos el dinero (mi amigo de  San Quirico diría “las perras”, porque está todavía en la época de la peseta y, si me apuráis, en la de los reales de vellón).

 

La iniciativa privada suele sacar el dinero, normalmente, DE SU BOLSILLO. Me lo decía Pep, el dueño del restaurante al que vamos mi mujer y yo los sábados por la noche.

 

Empezó hace 50 años con un chiringuito para hacer carne a la brasa y puso el dinero de su madre (poco) y el suyo (menos).  Abrió el local y el primer día fueron a comer dos personas. Siguieron trabajando  y al cabo de una semana fueron 10 personas.  Y me decía que aquel día, su madre y él dijeron: “¡Esto marcha!” (de paso, también me dijo que, durante tres  años, no hicieron NI UN SOLO DÍA de vacación, excepto el  día de Navidad.)

 

Una vez  que te has jugado todo, viene el momento en que te has de jugar más. Y ahí están los Bancos y las Cajas  de  Ahorro, entidades que, después de ser lo más guay del territorio nacional, ahora son los bichos despreciables que nadie quiere ni saludar. (Aquí iría bien lo que dicen en mi tierra. “Ni tanto ni tan calvo”.)

 

Pues sí, es verdad que hacen falta los Bancos, para que el dinero que les ingresamos nosotros se dirija a prestar  dinero a  más gente, que, con ese dinero, podrá montar más negocios o remozar el cuarto de baño.

 

Los Bancos no andan muy finos ahora. Han hecho bastantes  tontadas. Han prestado billones de pesetas a gente que no parece que eran los clientes ideales, se han  endeudado fuertemente y ahora, los pobres se han quedado con no sé cuántos pisos que no saben cómo vender y no dan crédito ni a la madre que les dio a luz. Bueno, a  alguien sí le dan algún crédito, pero con el aval de todos los de la familia, incluida la citada madre.

 

Esos chicos financieros se reúnen de vez  en cuando con el  Presidente  del Gobierno, que intenta -y fracasa  repetidamente- convencerles de que, como decía un financiero importante  “vuelvan al negocio tradicional”.

 

El Presidente ya no sabe qué hacer. Si les pone sillones cómodos, la gente se queja y dice que parece que están allí para  tomar copas. Si les pone pupitres, la gente se  queja y dice que si se cree que aquello es  una escuela.

 

Pero lo malo no es que la gente le critique (como dicen los cursis, eso va incluido en el sueldo del Presidente, que, por cierto, tampoco es tan alto). Lo malo es que los Bancos no le hacen caso, con lo que el círculo vicioso se cierra y además, se vuelve viciosísimo.

 

La iniciativa privada necesita euros. Y, además, los necesita pronto. Para  que le lleguen los euros al señor de la calle (al que le he llamado “iniciativa privada”, sin ganas de ofender), y dada  la falta de entusiasmo de los Bancos y Cajas, el Gobierno abre la mano y suelta euros. Pero no se sabe por qué, los euros no le llegan al “iniciador privado”. Algo pasa, pero se quedan en el camino.

 

Dicen que:

 

1.     Algunos  Bancos tienen mucha porquería en su Balance y euro que cogen, trocito de porquería que limpian. 

2.     Como están arrepentidos de sus pecados pasados, hacen propósito de la enmienda de nunca más pecar. 

3.     Lo que pasa -dicen- que los pecados pasados los cometieron con señoras (empresas)  gordas y el  propósito de la enmienda lo están cumpliendo con señoras (empresas) pequeñas, que, asombradas y ligeramente molestas, se dicen a  sí mismas: “Yo, propietario de una mercería,  cuando veo que una de las pecadoras gordas  sigue renegociando su deuda con los Bancos, pienso que ojalá fuera gordo, porque iba a  renegociar su padre”.

 

Hasta aquí llegan mis hijos en la cena de Madrid y  como son muy buena gente, dicen que ahora quieren hablar de la familia, que es lo fundamental, pero que tome nota de los temas pendientes, que están desordenados en cuanto a importancia, pero que ya le pondremos el orden más adelante::

 

1.     La decencia

2.     La formación de la gente

3.     Las  pymes

4.     El papel de los Sindicatos

5.     El de las Asociaciones empresariales

6.     El de las Cámaras de Comercio

7.     Los Bancos y las  Cajas

8.     La Banca pública

9.     Los Presupuestos Generales  del Estado

10.  La  financiación autonómica

11.  Las familias

12.  Las hipotecas

13.  De dónde sale tanto dinero

14.  El Presupuesto Base cero, al que ellos llamen la CCLI (Cruzada  contra la imbecilidad)

15.  Los impuestos

 

Y amenazan: “Y más  cosas, papá. Porque si no haces más que decir que tenemos que tener en la cabeza un esquema muy claro (eso que tú llamas ´un modelo´), o lo tenemos completo y no nos dejamos nada, o no servirá”.

 

Como veo que la tarea me sobrepasa, decido en ese mismo momento la creación del Consejo de Asesores Económicos de  Abadía, que en inglés se dice Abadía´s Council of Economic Advisers, ACEA.

 

El Council (que se pronuncia  “cáunsil”) estará  formado  por:

 

  1. Mi mujer
  2. Mis  12 hijos
  3. Los nietos, a partir de los 18 años
  4. Mi  vecino de San Quirico

Se reunirá siempre que haga falta, pero dadas las dificultades que encierra el que tanta gente nos podamos reunir (por  aquello de las fiestas deportivas  de los Colegios, los cumpleaños familiares, y el  obligado acompañamiento a los niños cuando juegan al hockey), los miembros del Council podrán enviar sus opiniones por teléfono  o por  correo electrónico.

 

Sólo será obligatoria la asistencia anual a una cena que celebraremos en el restaurante  del  pueblo cercano a  San Quirico (el de Pep.)

 

Se lo he comunicado a mi vecino de San Quirico. Al principio, le he notado ligeramente celoso porque ahora me inspire en cosas  que me dice mi familia. Pero le he convencido en seguida de que,  lo mismo que ha hecho Obama, yo también he formado un equipo de  asesores fuertes, con opiniones  formadas y con claridad de juicio. Y que en ese equipo él ocupa un lugar sobresaliente.

 

Y como es un tío fenomenal, pasa de la duda a la exultación y, aunque es del Español, dice que  “Aquest  any, sí”  (que es lo que antes decían los del Barça  al  empezar cada temporada.)

 

Y, al ver su actitud y la de los restantes miembros del Council, pienso que igual lo que nos falta ahora es entusiasmo, ganas  de trabajar, juventud, ilusión, alegría,…y que eso, a  los del Council les sobra.

 

Gracias  a  Dios.

 

P.S.

 

1.     Cuando en este artículo hablo de los grises, no me refiero a aquellos delante de los cuales corrió media España, incluso los que entonces no habían nacido. Me refiero al señor  (y a la señora) que es incapaz de pensar por su cuenta, que no tiene criterio, que no sabe por dónde anda ni  por dónde le viene el viento. 

2.     He puesto la  lista de cosas  que me dijeron mis hijos, porque, en teoría, debería ser la lista de los próximos artículos. 

3.     Digo “en teoría” porque nunca  se sabe qué puede pasar y, sea por mi culpa, por la de mi vecino de San Quirico, por la de mi familia, o por la de Zapatero, Sarkozy o Hugo Chávez, algo puede suceder, que me haga cambiar el tema de  algún artículo.

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