VIDA DE LA VIRGEN MARIA II

san joaquin y santa ana

II

Ascendientes de Santa Ana

 

 

En tiempo de los abuelos de Ana era jefe de los Esenios el anciano Arcos. Este

hombre tenía visiones en la cueva de Elías, en el monte Horeb, referentes a la

venida del Mesías. Sabía de qué familia debía nacer el Mesías. Cuando Arcos

tenía que profetizar sobre los antepasados de Ana, veía que el tiempo se iba

acercando. Ignoraba, empero, que a veces se retardaba e interrumpía el orden por

el pecado, y por cuánto tiempo era la tardanza. Sin embargo, exhortaba a la

penitencia y al sacrificio. El abuelo de Ana era un Esenio que se llamaba

Estolano antes de su matrimonio. Por su mujer y por las posesiones de ésta, se

llamó después Garesha o Sarziri.

 

La abuela de Ana era de Mara, en el desierto, y se llamaba Moruni o Emorún, esto

es, madre excelsa. Se unió con Estolano por consejo del profeta Arcos, que fue

jefe de los Esenios por noventa años, y era un santo varón con quien siempre se

aconsejaban antes de contraer matrimonio, para oír su palabra y acertar en la

elección. Me extrañaba ver que estos santos hombres y profetas siempre

profetizaban sobre descendencia de mujeres y que los antepasados de Ana y la

misma Ana tenían siempre hijas mujeres. Parecía que fuera su intento religioso

preparar recipientes puros, que debían dar hijos santos, como el Precursor, el

Salvador, los apóstoles y los discípulos.

 

He visto que Emorún, antes de su casamiento, fue a consultar a Arcos. Tuvo que

entrar en la sala de reunión, en el monte Horeb, en un lugar señalado y hablar,

a través de una reja, con el jefe supremo, como se usa en el confesionario.

Después se encaminó Arcos por muchos escalones a lo alto del monte Horeb, donde

estaba la cueva de Elías. La entrada era pequeña y unas gradas llevaban hacia

abajo. La cueva estaba limpia y aseada y la luz entraba en el interior por una

abertura superior. He visto, contra la pared, un pequeño altar de piedra, y

sobre él, la vara de Aarón y un cáliz brillante como hecho de piedra preciosa.

En este cáliz estaba depositada una parte del sacramento o misterio del Arca de

la Alianza. Los Esenios habían adquirido este tesoro en ocasión en que el Arca

había caído en manos de los enemigos. La vara de Aarón estaba guardada en una

vaina en forma de arbolito con hojas amarillas alrededor.

 

No podría decir si el arbolito era verdadero o sólo un trabajo artístico, como

una raíz de Jessé. Cuando rezaba el superior de los Esenios, por causa de un

casamiento, tomaba la vara de Aarón en sus manos. Si la unión se refería a la

genealogía de María Virgen, la vara daba un brote y éste varias floraciones con

la señal de la elección. Los antepasados de Ana fueron elegidos brotes de esta

genealogía, y sus hijas lo fueron por medio de estas señales, las cuales daban

otros brotes cuando estaban por contraer matrimonio. Este arbolito con sus

retorcidas ramas, era como el árbol genealógico, como la raíz de Jessé, mediante

el cual se podía conocer, según lo que hubiera crecido, la proximidad del

nacimiento de María. Había allí otros pequeños arbustos en tarros, sobre el

altar, los cuales tenían significación cuando reverdecían o se agostaban. En

torno de las paredes habían espacios guardados por rejillas, donde se

conservaban, envueltos en seda y lana, huesos de antiguos santos varones

israelitas que habían vivido y muerto en el monte y en los alrededores.

 

También en las mismas cuevas de los Esenios vi semejantes huesos delante de los

cuales rezaban, ponían flores o encendían lámparas. Arcos se revestía al modo de

los sacerdotes del templo, cuando oraba en la cueva de Elías. Su vestidura se

componía de ocho partes. Primero se ponía sobre el pecho un vestido que había

llevado Moisés: una especie de escapulario, que tenía una abertura para el

cuello y caía en igual largo sobre el pecho y las espaldas. Sobre esto se ponía

un alba blanca de seda, ceñida con un cíngulo ancho y una estola cruzada sobre

el pecho que le llegaba hasta las rodillas.

 

Luego se ponía una especie de casulla de seda blanca, que por detrás llegaba

hasta el suelo, con dos campanillas en la parte inferior. Sobre el cuello

llevaba una especie de corbata tiesa, cerrada por delante con botones. Su larga

barba descansaba sobre esta corbata. Por último se ponía un pequeño manto

brillante de seda blanca, que se cerraba por delante con tres garfios con

piedras, sobre los cuales había letras o signos grabados. De ambos hombros

colgaba una especie de piedras preciosas en número de seis, algunas también

grabadas. En medio de la espalda había un escudo con signos y letras. En el

manto se veían flecos, borlas y frutos. En el brazo llevaba un manípulo. La

mitra era de seda blanca arrollada a modo de turbante y terminada en un adorno

de seda que tenía en la frente una plancha de oro con piedras preciosas.

 

Arcos rezaba postrado o echado sobre el suelo delante del altar. Vi que tuvo una

visión en la cual vio que salía de Emorún un rosal de tres ramas. En cada rama

había una rosa y la rosa de la segunda rama estaba señalada con una letra.

También vio a un ángel que escribía una letra en la pared. A raíz de esto

declaró Arcos a Emorún que debía casarse con el sexto pretendiente que tendría

una hija, con una señal, que sería un vaso de elección de la cercana promesa.

Este sexto pretendiente era Estolano. No vivieron mucho tiempo en Mara, sino que

pasaron a Efrén.

 

He visto también a sus hijas Emerencia e Ismeria consultar al anciano Arcos, el

cual les aconsejó el casamiento porque eran ellas también vasos elegidos para la

próxima promesa. La mayor, Emerencia, casóse con un Levita de nombre Afras y fue

madre de Isabel , madre, a su vez, de Juan el Bautista.

 

Otra hija de Estolano se llamó Enué. Ismeria fue la segunda hija de Estolano y

Emorún. Esta tuvo en su nacimiento la señal que dijo Arcos haber visto en la

segunda rosa en su visión de Emorún. Ismeria casó con Eliud, de la tribu de

Leví. Eran de condición noble y ricos de bienes. Lo he visto esto en la vasta

economía de la casa. Tenían mucho ganado, pero todo parecía que lo destinaban

para los pobres y no para sí mismos. Vivían en Séforis, a seis horas lejos de

Nazaret, donde poseían una heredad. Tenían una posesión en el valle de Zabulón,

adonde iban en los tiempos buenos del año y donde Eliud fijó su residencia

después de la muerte de su mujer Ismeria. En el mismo valle se había establecido

el padre de Joaquín con su familia. La piadosa educación que había tenido

Estolano y Emorún pasó a su hija Ismeria y a Eliud.

 

La primera hija de Ismeria se llamó Sobe. Ésta se casó más tarde con Salomón, y

fue la madre de María Salomé, que se casó con Zebedeo, padre de los apóstoles

Santiago el Mayor y Juan. Como no llevase Sobe la señal dicha por Arcos se

contristaron mucho los padres y fueron al monte Horeb, a ver al profeta, quien

les impuso oración y sacrificio, y los consoló. Por espacio de dieciocho años no

tuvieron hijos, hasta el nacimiento de Ana. Tuvieron entonces ambos una visión

nocturna. Ismeria vio a un ángel que escribía una letra en la pared, junto a su

lecho. Contó esto a su marido, que había visto lo mismo, y ambos vieron la letra

al despertar. Era la letra M que Ana había traído al mundo al nacer, grabada en

el bajo vientre. Los padres amaban a Ana de una manera particular.

 

He visto a la niña Ana: no era hermosa en grado notable, pero sí más que otras

niñas de su edad. No fue de ningún modo tan hermosa como lo fue María; pero era

muy sencilla, inocente y piadosa. Así la he visto en todo tiempo, como joven,

como madre, como anciana, de manera que cuando veo a una campesina realmente

sencilla, pienso siempre: “Esta es como Ana”.

 

Ana fue llevada a la edad de cinco años al templo, como más tarde María. Vivió

doce años allí y a los diecisiete volvió a su casa. Entre tanto tuvo su madre

una tercera hija, llamada Maraha, y Ana encontró a su vuelta a un hijo de su

hermana mayor Sobe, llamado Eliud.

 

Maraha consiguió más tarde la posesión de la casa paterna, en Séforis, y fue

madre de los discípulos Arastaria y Cocharia. El joven Eliud fue más tarde

marido segundo de la viuda de Naíam, Maroni. Un año después enfermó Ismeria y

murió. Desde el lecho de dolor hizo venir a su presencia a todos los de la casa,

los exhortó y aconsejó y designó a Ana como ama de casa después de su muerte.

Luego habló con Ana y le dijo que debía casarse, pues era un vaso de elección y

de promesa.

Anuncio publicitario

LA VIDA DE LA VIRGEN MARÍA de Ana Catalina Emmerich.

VIRGEN DE MEDJUGORJE

Por gentileza de José Luis Clavijo que me ha proporcionado los textos y por su iniciativa voy a colgar en el blog un extracto del libro de las visiones que Ana Catalina Emmerich tuvo sobre la vida oculta de la Virgen María.

Por mi propia experiencia os adelanto que la lectura lenta y meditada de estos escritos os moverá hacia el bien. Como siempre que leemos un escrito de Ana Catalina quedaremos impresionados por la sencillez y precisión con las que nos relata sus visiones que a través de la mano de Clemente Brentano tenemos el privilegio de disfrutar…

Nacimiento Virgen Maria INFANCIA DE LA VIRGEN MARÍA Y SAN JOSÉ

Revelaciones de Jesús a la Beata Ana Catalina Emmerick

 

      I Los ascendientes de María Santísima

      II Ascendientes de Santa Ana

      III San Joaquín y Santa Ana

      IV La Santa e Inmaculada Concepción de María

      V La visión de Joaquín

      VI Joaquín recibe el misterio del Arca de la Alianza

      VII Encuentro de Joaquín y Ana

      VIII El misterio de la Inmaculada Concepción

      IX Anuncio del Mesías

      X Imágenes de la Inmaculada Concepción

      XI Misterios de la vida de María

      XII Víspera de la Natividad de Nuestra Señora

      XIII Oraciones para la fiesta del Nacimiento de María

      XIV Natividad de La Virgen Santísima

      XV La Natividad de María en el Orbe

      XVI Anuncio del Nacimiento de María Virgen

      XVII La Niña recibe el dulce Nombre de María

      XVIII Preparativos para la presentación de María en el Templo

      XIX Partida al Templo de Jerusalén

      XX Jerusalén

      XXI Presentación de la Niña María en el Templo

      XXII María en el Templo

      XXIII El nacimiento de Juan es anunciado a Zacarías

      XXIV Infancia y juventud de San José

      XXV Desposorio de la Virgen María con San José

      XXVI El anillo nupcial de María

      XXVII La Casa de Nazaret y

      XXVIII Traslado de La santa casa de Nazaret a Loreto

 

 

 

 

 

I

Los ascendientes de María Santísima

 

 

Los antepasados de Santa Ana fueron Esenios. Estos piadosísimos hombres

descendían de aquellos sacerdotes que en tiempos de Moisés y Aarón tenían el

encargo de llevar el Arca de la Alianza, los cuales recibieron, en tiempos de

Isaías y Jeremías, ciertas reglas de vida. Al principio no eran numerosos. Más

tarde vivieron en Tierra Santa reunidos en una extensión como de millas de largo

y de ancho, y sólo más tarde se acercaron a las regiones del Jordán. Vivían

principalmente en el monte Horeb y en el Carmelo.

 

En los primeros tiempos, antes que Isaías los reuniese, vivían desparramados,

entregados a la penitencia. Llevaban siempre los mismos vestidos y no los

remendaban, no cambiándolos hasta que se les caían de puro viejos. Vivían en

estado de matrimonio, pero con mucha pureza de costumbres. A veces, de común

acuerdo, se separaban hombre y mujer, y vivían cierto tiempo entregados a la

oración. Cuando comían estaban separados los hombres de las mujeres; comían

primero aquéllos y cuando se alejaban los hombres, lo hacían las mujeres.

 

Ya desde entonces había, entre estos judíos, antepasados de Ana y de la Sagrada

Familia. De ellos también derivan los llamados “hijos de profetas”. Vivían en el

desierto y en los alrededores del monte Horeb. En Egipto también he visto a

muchos de ellos. Por causa de las guerras estuvieron un tiempo alejados del

monte Horeb; pero fueron nuevamente recogidos por sus jefes. Los Macabeos

pertenecieron también a ellos. Eran grandes veneradores de Moisés: tenían un

trozo de vestido de él, que éste había dado a Aarón y que les había llegado en

posesión. Era para ellos cosa sagrada, y he visto que en cierta ocasión unos

quince murieron en lucha por defender este sagrado tesoro.

 

Los jefes de los Esenios tenían conocimiento del misterio encerrado en el Arca

de la Alianza. Los que permanecían célibes formaban una agrupación aparte, una

orden espiritual, y eran probados largamente durante varios años antes de ser

admitidos. Los jefes de la orden los recibían por mayor o menor tiempo, según la

inspiración que recibían de lo alto. Los Esenios que vivían en matrimonio

observaban mucho rigor entre ellos y sus mujeres e hijos, y guardaban la misma

relación, con los verdaderos Esenios, que los Terciarios Franciscanos respecto a

la Orden Franciscana. Solían consultar todos sus asuntos al anciano jefe del

monte Horeb. Los Esenios célibes eran de una indescriptible pureza y piedad.

Llevaban blancas y largas vestiduras, que conservaban perfectamente limpias. Se

ocupaban de educar a los niños.

 

Para ser admitidos en la orden debían contar, por lo menos, catorce años de

edad. Las personas de mucha piedad eran probadas por sólo un año; los demás por

dos. Vivían en perfecta pureza y no ejercían el comercio; lo que necesitaban

para el sustento lo obtenían cambiando sus productos agrícolas. Si un Esenio

faltaba gravemente, era arrojado de la orden, y esta excomunión era seguida

generalmente de castigo, como en el caso de Pedro con Ananías, es decir, moría.

El jefe sabía por revelación divina quién había faltado gravemente. He visto que

algunos debían sólo hacer penitencias: se ponían un saco muy tieso, con los

brazos extendidos, que no podían doblar, y el interior lleno de puntas agudas.

 

Tenían sus cuevas en el monte Horeb. En una cueva mayor se había acomodado una

sala de mimbre donde a las once reuníanse todos para la comida en común. Cada

uno tenía delante un pequeño pan y un vaso. El jefe iba de uno a otro,

bendiciendo los panes. Después de la refección cada uno volvía a su celda. En

esa sala vi un pequeño altar, y sobre él panes bendecidos cubiertos, que luego

se distribuían a los pobres. Poseían muchas palomas tan mansas que picoteaban en

las manos. Comían de estas palomas, y supe que tenían algún culto religioso por

medio de ellas, porque decían algo sobre las aves y las dejaban volar. De la

misma manera he visto que decían algo sobre corderos, que luego dejaban vagar

por el desierto.

 

Tres veces al año iban al templo de Jerusalén. Tenían sacerdotes entre ellos,

que cuidaban de las vestiduras sagradas, a las cuales purificaban, hacían de

nuevo y costeaban su hechura. Se ocupaban de agricultura, de ganadería y

especialmente de cultivar huertas. El monte Horeb estaba lleno de jardines y

árboles frutales, en medio de sus chozas y viviendas. Otros tejían con mimbres o

paños, o bordaban y adornaban vestiduras sacerdotales. La seda no la usaban para

sí: la llevaban atada al mercado y la cambiaban por productos. En Jerusalén

tenían un barrio especial para ellos y aún en el templo un lugar reservado.

 

Los judíos comunes no congeniaban con ellos. Vi llevar al templo ofrendas como

uvas de gran tamaño, que cargaban dos hombres, atravesadas en un palo. Llevaban

corderos, que no eran sacrificados, sino que se dejaban correr libremente. No

los he visto ofrecer sacrificio cruento. Antes de partir para el templo se

preparaban con la oración, riguroso ayuno, disciplinas y otras penitencias.

Quien se acercaba al templo con pecados no satisfechos penitencialmente temía

ser castigado con muerte repentina, cosa que a veces sucedía. Si en el camino a

Jerusalén encontraban a un enfermo o necesitado, no proseguían su camino hasta

no haber ayudado al desvalido.

 

Los he visto juntar yerbas medicinales, preparar bebidas y curar enfermos con

estos medios: les imponían las manos o se tendían con los brazos extendidos

sobre los mismos enfermos. Los he visto sanar a veces a la distancia. Los

enfermos que no podían acudir, mandaban algún mensajero, en el cual hacían todo

lo que el enfermo verdadero necesitaba, y éste sanaba en el mismo instante.

CUANDO TODO SE DERRUMBA…

cuando todo se derrumba

¿Crees que has tocado fondo?, ¿no ves salida por ningún sitio?… He encontrado esto, quizá pueda ayudarte.

 

ELOY RENOBALES

Tengo la inmensa suerte de contar con unos pocos y grandes amigos. Grandes no sólo porque considero su amistad como un inmenso tesoro sino también porque su trayectoria vital y sus actos así lo atestiguan. Uno de ellos, al cual conozco hace más de veinte años, vive lejos de España y nuestro contacto es muy esporádico. Sin embargo, siempre le he sentido muy cercano.

 

La pasada semana, mientras estaba pasando unos momentos difíciles, coincidí con él. Volvía a su país después de un largo trayecto por distintas partes del mundo y su última escala era Madrid. Su periplo comenzó poco después de la muerte de su hijo. Se debía este viaje a sí mismo y lo ha utilizado para ‘tomar aire’, para poder afrontar el necesario luto.

 

Anteriormente mi amigo ya había sufrido la pérdida de otro hijo, el menor de los dos, que había nacido con la misma letal enfermedad. Soy padre y no concibo una desgracia más grande. Pero ver a mi amigo, pasar el día con él, contagiarme de su ánimo, ha inyectado en mí unas inmensas ganas de vivir, de fluir con la vida, de tomar el momento, de permanecer en el presente más allá de preocuparme por hacer planes de futuro o quedarme clavado con cuitas del pasado.

 

He encabezado hoy este blog con el título de un hermoso libro de Pema Chodron. Se subtitula Palabras sabias para momentos difíciles. A todo aquel que los esté pasando se lo recomiendo. Dice esta norteamericana: “La oportunidad más preciosa para abrirnos o cerrarnos a la vida se nos presenta cuando llegamos a ese lugar donde pensamos que no podemos con lo que está pasando, que es demasiado, que las cosas han ido demasiado lejos”.

 

La mayoría de nosotros lucha desesperadamente por negar la evidencia, la realidad, cuando ésta es trágica. Estamos entrenados para evitar el dolor y obstaculizamos la posibilidad de conectar con la fuerza que todos, todos, tenemos en nuestro interior. Escribe Chodron: ‘Vivir es estar dispuesto a morir una y otra vez…..El miedo a la muerte, en realidad es el miedo a la vida’.

 

Desde que mi amigo y su mujer conocieron la gravedad de la enfermedad de sus hijos y lo inevitable del desenlace, toda su vida se centró en que ellos vieran el inmenso amor que les rodeaba y que gozaran de su paso por este mundo mientras se encontrasen aquí. No se encerraron en el dolor y la tristeza que resultaban de la tragedia que vivían. Abriéndose a la vida en circunstancias tan dramáticas consiguieron que esos niños fuesen inmensamente felices y disfrutaran de cada momento que su tratamiento les permitía. Lo dieron todo, lucharon hasta el final contra la enfermedad, fueron increíblemente valientes y experimentaron una gran dicha cada día, cada hora, cada minuto que se ‘estiraba’ la vida de sus hijos. Cuando el menor de ellos les dejó, se contentaron con la presencia del otro, que jugó con ellos hasta el último día.

 

Carpe diem, que dijo Horacio

 

Y nosotros, ¿conseguimos regocijarnos con la simple existencia de nuestros seres queridos? Nuestras exigencias y expectativas sobre el comportamiento de los demás y en concreto sobre los que más queremos, bloquean muchas veces la alegría de contar con ellos, de que estén aquí y ahora junto a nosotros. Mi amigo ha sido afortunado al poder entender esto y apurar al máximo el deleite que su descendencia le ha procurado.

 

Carpe Diem (‘vive el momento’), la conocida locución del poeta clásico Horacio, que yo libremente traduzco como ‘fluye con la vida’, no significa que sólo aceptemos lo bueno o placentero que la vida nos depara sino que tomemos e integremos todo lo que ésta nos depara y que aprendamos de ello. Tomando la vida en toda su verdad es como podemos tener. Y sólo quien tiene puede dar algo al mundo, a la sociedad, a los demás.

 

Agobiamos a nuestros hijos con cantidad de miedos cuando ellos ya traen los que naturalmente les protegen de la mayoría de los peligros. Otros (al abandono, al rechazo, a no ser queridos, a tener un físico que no guste, a envejecer, al dolor o a la muerte) tan sólo les restan energía vital. Necesitamos dar a nuestros menores una educación para la vida: para desarrollar sus capacidades, para construir su proyecto de vida. Y también para la muerte (algo que los niños entienden de manera natural, ‘les viene de serie’): para afrontar duelos y pérdidas. Oí de una admirada maestra, Elisabeth Kübler-Ross,  que quienes aprenden a conocer la muerte, más que a temerla y luchar contra ella, se convierten en nuestros maestros sobre la vida. Acabo de estar con uno que me ha dado una gran lección.

 

Querido amigo: Gracias por compartir conmigo tu dolorosa experiencia. Me has enseñado a tomar la vida como viene, de la manera más humilde y preciosa que existe.

FORMACIÓN CRISTIANA. Buena y necesaria.

delegación de formación

FORMACIÓN CRISTIANA …

Para quiénes deseamos escuchar una explicación de las lecturas de cada domingo tratadas con hondura y sencillez la diócesis de Ciudad Real pone a nuestra disposición una página dedicada a la formación. No os asustéis, sé que esto que os propongo suena a tostonazo. Yo os aseguro que a poco que seáis personas con algo de inquietud por aprender os va a gustar. No sólo es para personas religiosas o muy metidas en el rollo, muy al contrario creo que gustará a todos aunque no estéis muy iniciados en el tema. El orador es D. Lorenzo Trujillo que tiene un lenguaje muy accesible aunque hable de temas muy elevados.

La mecánica es muy sencilla, se trata de entrar en la página que os indicaré y hacer doble clic encima del icono. Automáticamente el audio comenzará a oírse en vuestro equipo. Las grabaciones son cortas, de unos quince minutos aproximadamente, y hay dos por cada domingo. Podéis escuchar en la fonoteca audios de los domingos anteriores. Como se trata solo de escuchar, podéis trabajar con el ordenador mientras escucháis las charlas.

www.formacioncristiana.org

Después pinchad con el ratón en “reflexión dominical”, ahí es donde aparecen los iconos de los audios.

Os garantizo que no quedaréis defraudados. Merece la pena. Ciao.

SANTIAGO NIÑO BECERRA. SU VISIÓN DE LA CRISIS

SANTIAGO NIÑO BECERRA

La lectura esta mañana de la columna de De Prada en el ABC me pone sobre la pista de este controvertido economista. Pone los pelos como escarpias saber que este señor ha sido de los pocos que supo ver con mucha antelación la que se nos venía encima cuando todo el mundo negaba la crisis, y ver cuál es su visión de cómo se va a desarrollar el escenario económico en los próximos meses y años. Aquí os transcribo una breve entrevista que le han hecho en La Vanguardia:

«En 2010 empezará la crisis de verdad y será brutal, terrible»

El catedrático de Estructura Económica de la Ramon Llull augura que la recesión durará diez años.

DAVID RUIZ. Santiago Niño Becerra, nacido en Barcelona hace 57 años, es un hombre que habla claro. Catedrático de Estructura Económica, es profesor en la Facultad de Economía IQS de la Universitat Ramon Llull. Considera que la situación económica mundial va a ir «tendencialmente a peor» en los próximos tres años y que todas las medidas que se están aplicando no van a servir porque responden a un viejo manual que ha quedado obsoleto.

-¿Estamos ya en crisis?
-No, que va. Yo diría que estamos en «precrisis». La crisis empezará a mediados de 2010. Pero es que, además, lo que viene ahora y lo que vendrá no se parece en nada a lo que vivimos en 1993 o en el 2000. Esto es otra película, es una crisis sistémica. De parecerse a alguna cosa, se parecería al «crack del 29».

-¿Por qué es una crisis sistémica?
-Porque la manera como está funcionando el sistema se tiene que cambiar. En 1993 hubo un problema, se inyectó dinero en forma de crédito y se acabó. En 2000, lo mismo. Ahora no. Aplicamos un manual viejo que ya no funciona. Se han agotado las herramientas que se pusieron en marcha como el hiperconsumismo, el hipercrédito o la hiperdeuda y pasamos a otra película…

-¿Cuándo empezó esta «precrisis»?
-En septiembre de 2007 cuando se manifestó el problema de las subprime.

-¿Y hasta cuándo durará?
-Se alargará hasta junio o julio del año 2010. La tendencia dentro de este periodo será a peor. Esto no significa que un día la bolsa suba o que otro baje. En 2010 empezará la crisis de verdad. Caída «a plomo» hasta mediados de 2012. Habrá un hundimiento a nivel económico, y será a nivel mundial.

-¿Qué pasará a partir de 2010?
-Durante el periodo 2010-2012 el nivel de la caída será brutal, terrible. Habrá economías que sufrirán muchísimo, por ejemplo la española, la alemana, la estadounidense o la china. Habrá un periodo de estancamiento hasta 2015 y, a partir de ahí, comenzará un periodo de recuperación muy lento hasta 2018-2020. Estamos hablando de una duración de 10 años, similar a la «Gran Depresión» norteamericana de la década de 1930.

-¿El capitalismo ha llegado a su fin?
-El colapso del sistema capitalista aún no se ha producido. Los sistemas tienen una vida de 250 años. El capitalismo empezó entre 1815 y 1820 y terminará más o menos en 2070. Lo que ahora vivimos es una crisis de ajuste, como ocurrió en 1929. Las características del capitalismo no cambiarán pero el ajuste que se hará será muy importante.

-¿Cuáles son las posibilidades que tenemos para capear el temporal?
-Nada. Esto ha de pasar. Es inevitable.

-¿Pero los ciudadanos no tienen ninguna opción para intentar salir menos afectados?
-Yo siempre recomiendo que si alguien tiene deudas, que no se endeude más. Quien no tenga, que no se endeude y si una persona tiene deudas y dinero ahorrado, que lo dedique a reducir deuda. Otra cosa es que, antes de comprar nada, la gente se pregunte si realmente lo necesita. Que calculen muy bien cuales son las expectativas de sus ingresos y adapten el gasto. Lo que no sea necesario, no es importante.

-¿Habrá muchas empresas que puedan aguantar esta situación?
-No, habrá cierres en cascada. La evolución será cada vez a peor y, a partir de 2010, se acelerará.

-¿La culpa es de los bancos y las inmobiliarias?
-La culpa no es de una persona o de un grupo de personas. Las medidas que se han tomado han llevado al desastre. Pero si estas medidas no se hubieran tomado, no se hubiera crecido como se ha crecido. Y todos hemos estado muy contentos de crecer así.

-¿Habrá bancos que quebrarán?
-Sí, pero aunque un banco haga fallida no pasa nada. El problema es que, dentro de un escenario como el actual, que un banco caiga supone un torpedo a la confianza. El sistema que hemos montado no está atado con cables de titanio, está unido con algo tan intangible como es la confianza que, cuando se rompe, ya no se puede reparar.

-¿Es una buena decisión que los Gobiernos usen dinero público para salvar a las empresas?
-No servirá de nada. Se tiene que hacer porque el modelo dice que es lo que debe hacerse. Esto sirve para tapar un agujero, pero se abrirá otro. Estamos hablando de cifras tan brutales que es imposible tener dinero suficiente para tapar todos los agujeros.

-¿Cómo sabremos que estamos saliendo de la crisis?
-La recuperación se percibirá en el ambiente. El primer síntoma de la recuperación vendrá hacia 2012 porque no iremos a peor. El segundo signo será que algunas personas empezarán a hacer cosas.

-¿El resultado de esta crisis será la aparición de una nueva potencia económica?
-Yo opino que la figura del Estado irá a menos y que las grandes corporaciones tendrán más fuerza. Creo que General Electric es la primera corporación del futuro, es un caso a estudiar. En el futuro habrá más eficiencia, orden, aprovechamiento,…

-¿Grandes corporaciones como las de la película «Rollerball», que planteaba un futuro en el que las grandes corporaciones controlaban el mundo?
-Sí, eso mismo.

DAMIÁN DÍAZ, CURA DE CIUDAD REAL

DON DAMIAN EN EL DIA DE CIUDAD REAL

En el DIA DE CIUDAD REAL del 2 de Julio aparecía en la última página una semblanza de un amigo, Damián Díaz, sacerdote. Vemos que dentro de la Iglesia hay algo más que esos supuestos potentados poderosísimos y distantes que nos quieren mostrar los medios y las novelas de historia-ficción. En la Iglesia Católica hay muchísimos como él, pero hacen menos ruido… Me he alegrado mucho de que le hayan dedicado este artículo, sé con seguridad que no se le va a subir a la cabeza. Desde aquí le mando a Damián un mensaje de aliento para que siga en la brecha.

 

RETRATO En la actualidad es el delegado diocesano de misiones de Ciudad Real.

DAMIÁN DÍAZ, NUEVE AÑOS AYUDANDO A LOS NECESITADOS EN LA SELVA ZAIREÑA

Trabajó en el área que rodea a la población de Bafwasende, en el noroeste del país.

PABLO SAIZ DE QUEVEDO

CIUDAD REAL

A sus 54 años, Damián Díaz transmite una imagen sonriente y afable, que encaja a la perfección con su posición actual de párroco en Pedro Muñoz. Claro que su otra ocupación como delegado diocesano de misiones da una pista de un pasado comprometido y aventurero: el que le llevó a convertirse él mismo en misionero e irse a Zaire, la actual República Democrática del Congo, a extender la palabra de Dios y ayudar a los más necesitados.

            Su vocación le vino desde muy temprana edad. “Cuando tenía 13, 14 ó 15 años”, dice “leía revistas y libros ambientados en las misiones”. Esos sueños infantiles, una vez madurados, le llevaron primero al seminario, y luego a Roma a estudiar una preparación específica para esta tarea. De ahí se fue a Retuerta de Bullaque como párroco, y estuvo allí tres años hasta que llegó su oportunidad: En 1983, marchó para el Zaire.

            EVANGELIZAR Y ASISTIR

            En el país, Díaz encontró una sociedad muy pobre y en una “calma inquieta”, con el dictador Mobutu Sese Seko gobernando sin una oposición real que le plantara cara. Díaz y otro sacerdote, Eusebio Ortega, actuaban en el área circundante a la población de Bafwasende, situada en la zona noroeste del país, a 260 kilómetros de Kisangani. Su tarea era difundir el evangelio cristiano entre las comunidades que viven en la selva, y darles asistencia sanitaria, educativa, alimentaria y de otras vertientes.

            En concreto, Díaz se ocupaba de las agrupaciones humanas situadas en un radio de 150 kilómetros de Bafwasende. Cada dos meses, hacía una gira de 17 ó 18 días, adentrándose en la selva por caminos demasiado estrechos para recorrerlos en todoterreno: tenía que ir a pie, en bicicleta o en moto, guiado por algún joven local o catequista. Aunque era un trayecto dificultoso, el sacerdote asegura que nunca llegó a sufrir un percance con las fieras de la jungla, en parte porque cuando iba en motocicleta el ruido las asustaba.

            Eso no quiere decir que su labor fuera fácil, pero sí que fue productiva. Cuando llegó, sólo había tres comunidades cristianas en esa área, y se marchó en 1992 dejando un total de 23, a las que dotó además de recursos para su supervivencia y prosperidad como estanques para piscicultura, escuelas o infraestructuras para el reparto de medicamentos.

LA VIDA TRAS LAS MISIONES

            Tras pasar casi un década ayudando a los zaireños, Damián Díaz regresó a la provincia, donde volvió a ser párroco de un municipio: primero de Castellar, luego en Socuéllamos, y finalmente en Pedro Muñoz, donde sigue hasta hoy. Sólo volvió a la actual República Democrática del Congo en 1995, y lo que vio no era nada halagüeño: encontró Kisangani mucho más deteriorada de lo que la recordaba, y descubrió que la explotación de diamantes estaba echando a perder la vida de las comunidades selváticas.

Ahora da salida a su vocación misionera desde su puesto como delegado diocesano, ocupándose de los programas de animación misionera, las campañas de concienciación sobre el tema, y actividades relacionadas.

            En cuanto a la posibilidad de volver a ser misionero de a pie, por ahora no se lo plantea, dado que desea ayudar a sus padres, que están enfermos, pero sabe que algún día lo hará porque “es algo que uno lleva dentro”. Ahora bien, advierte, tiene claro que se irá a otro país en el que se hable francés y swahili, que son los idiomas que conoce, o bien a Latinoamérica. “Aprender otro idioma nativo”, explica, “me costaría mucho trabajo con la edad”.

Sobre la retransmisión por televisión de la Misa desde Socuéllamos…

don antonio algora

Os transcribo un post de uno de los blogs sobre Iglesia Católica más seguidos de la red, escrito por un tal Francisco José Fernández de la Cigoña. Lo hago por la curiosidad de saber cómo se vio a nuestro pueblo a través de la retransmisión por Televisión Española de la Misa dominical del pasado 19 de Abril. También juzga a nuestro obispo según su propia opinión (ahí ni entro ni salgo)…

La misa de ayer en TV2 del obispo de Ciudad Real

Don Antonio Algora, obispo hoy de Ciudad Real y antes de Teruel, es un aragonés nacido en 1940. Somos quintos aunque él sea cinco meses más joven que yo. Cumplirá pues este octubre 69 años

Es el último representante de unos obispos «sociales» que han dado un pésimo resultado: Gabino, Osés, Guix, Torija, Echarren, Setién, Iniesta, Sánchez… Llegó al episcopado (1985) cuando eso ya no se llevaba y, como tonto no es, disimuló sus querencias y no fue una calamidad para sus diócesis, la aragonesa y la manchega. Los «sociales» llevaban aneja otra característica con contadísimas excepciones. Eran sumamente antipáticos. Me dicen que no es el caso de Don Antonio.

Pese a sus inclinaciones le llegó la mitra y después tuvo un sorprendente traslado por lo escaso. De Teruel y Albarracín a Ciudad Real. No era evidentemente un premio. Amigo ideológico de su antecesor, Torija, ha seguido una línea continuista aunque más discreta. Con lo que quiero decir, mejor. Aunque sin exageraciones.

En la misa le vi mayor y como desganado. Celebró dignamente sin que apenas haya nada que destacar en la eucaristía. Un comentarista nos ha dicho que omitió el lavabo. Pensemos que se distrajo.

La homilía fue sosa y me sorprendió que, creo que en dos, dijera que la fe no era un conjunto de creencias. ¿Y yo que pensaba que sí? Un conjunto de creencias que Dios nos ha revelado y que por el don suyo de la gracia nos creemos. Sin tener que meter el dedo en el agujero de los clavos ni la mano en la herida del costado. Así no se cree por fe sino por comprobación. Que es distinto.

Claro que la fe nos implica después en las obras. En el modo de vivir. Pero eso no es la fe. Es la consecuencia de la fe. Pienso yo. Si estoy equivocado no faltará quien me corrija.

No quiero decir con esto que el obispo de Ciudad Real, en el caso de que yo estuviera en lo cierto, no sepa lo que es la fe. Seguro que lo sabe y que la tiene. Simplemente pienso que estuvo desafortunado en la expresión. Tal vez por mayor o por cansado ¿Qui lo sa?

También la misa me trajo a la mente la Memoria histórica. De la iglesia de Socuéllamos, no sabía yo que los habitantes de allí se llamaran socuellaminos, sólo queda su espléndida fábrica. Todo el contenido desapareció. Misteriosamente. En 1936. No sabemos si abducido por extraterrestres o si un cura con sotana vendió imágenes y retablos a unos americanos que pasaran por allí. Como de verdad hagan memoria histórica no van a salir nada bien parados.

Los socuellaminos después de aquella bárbara destrucción hicieron lo que pudieron y volvieron a estar Cristo, la Virgen y los Santos en la iglesia. No sé por qué me da que lo de antes era mejor. Aunque la piedad de los hijos de esta población en 1940 fuera la misma que en los siglos anteriores.