LA MUERTE DE FRANCISCO AYALA

francisco ayala

Me ha impresionado vivamente la forma de morir de este hombre del cual desconozco su obra. Después de conocer como ha sido su tránsito de esta vida a la otra me gustaría leer algo de él. Os lo transcribo desde ABC, creo que ha muerto con más de 100 años y perfectamente lúcido. Sobre todo me ha impresionado como pedía perdón antes de morir:

Se levantó más bien tarde, como era su costumbre. A esa hora ya había llegado Fátima, la discreta y entrañable mujer marroquí que asistía desde hace seis años y medio al escritor nacido en Granada. Francisco Ayala le pidió el desayuno: café, zumo, un huevo revuelto en forma de tortilla francesa y la inacabable magdalena proustiana, que no se terminó, y quedó desmigada sobre el mantel. Tras desayunar, a las once y media de la mañana, se volvió a poner la mascarilla de oxígeno y a las doce, en la hora del Ángelus, decidió quitársela. Su cuidadora le preguntó por qué se la había quitado, y él le contestó: «Porque me voy a morir». Fátima insistió: «¿Cuándo?». «Ahora, porque me voy a morir», replicó él. El señor Ayala le cogió la manos a Fátima, las cerró, las besó tres veces, y luego le pidió perdón: «Perdón por todo, perdón por todo, perdón por todo». Fátima llamó al alma de don Francisco, a Carolyn, que acudió y le cogió la mano. Con absoluta entereza, Ayala murió asido a la mano de «mi vieja», como él llamaba en la intimidad a su esposa; la mano del amor eterno, verdadero, único. Murió sentado en el sofá, mirándole a los ojos, como los titanes. Con sencillez bendita y bonhomía. Sin adornos ni alharacas. Lúcido, plenamente.
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