«No era esto, no era esto…» Esta famosa frase, pronunciada por Ortega y Gasset al ver en lo que se habían convertido las ilusiones puestas en la II República Española, viene al pelo aplicada a lo que estamos llegando en el panorama educativo nacional.
Las ansias de renovación, de libertad, de calidad en la enseñanza que traía la sociedad española con el advenimiento de la democracia han dado como fruto un bódrio hecho de remiendos. Hemos fracasado en el intento de consensuar el modelo de educación que queremos para las nuevas generaciones usando la educación como arma arrojadiza contra el adversario. En consecuencia no se vé la educación como un fin sino como un instrumento que trabaja a favor de la ideología imperante de turno (nacionalismo, progresismo, etc).
Con las nuevas leyes se pretende sobre todo controlar lo que pasa en las aulas de tal modo que se ha convertido al profesor y al maestro en un burócrata que tiene que gastar más tiempo y energía en rellenar formularios que en dar la clase en sí. Con la llegada de Zapatero al poder se ha dado una nueva vuelta de tuerca porque, ya sin disimulo, se está utilizando la educación como herramienta de ingeniería social, expulsando de éste ámbito todo atisbo de libertad. Estamos asistiendo al alumbramiento de una nueva inquisición que expulsa fuera de la escuela cualquier pensamiento que se oponga al progresismo impregnado de «pensamiento débil» y de posmodernidad. Hace muy pocos años hubiera sido impensable imaginar siquiera unas páginas tan abyectas en un libro de texto dirigido a estudiantes menores de edad como las que os muestro a continuación. http://www.periodistadigital.com/ciencia/educacion/2010/03/16/epc-se-mofa-de-la-religion-marxismo-educacion-adoctrinamiento.shtml
A pesar de todo esto, en este pais nunca pasa nada, la capacidad de reacción que debería tener una sociedad mínimamente culta e informada queda neutralizada con una mortal anestesia inoculada en vena por la tv, formada por una mezcla de fútbol, reality show y prensa rosa. Tristemente vivimos en una sociedad «bladiblub», ¿seremos capaces de reaccionar? ¿despertaremos algún día de nuestra somnolencia? ¿qué tiene que pasar para que digamos de una vez «hasta aquí hemos llegado»?. Ójala llegue pronto ese día.