Semana Santa, quizás «fiesta de la primavera» de aquí a no demasiado tiempo. Hoy ya en muchos municipios es evento cultural destacado, escaparate turístico.
Los cristianos haríamos bien ignorando el señuelo y que nuestra Semana Santa siguiera siendo celebración de la cumbre de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor. El gran misterio del sufrimiento voluntario del Hijo de Dios, la incomprensible decisión de aceptar el dolor, la locura divina a los ojos de la razón humana… para al final resucitar, razón de nuestra fe.
En este «invierno de la Iglesia» como lo denominó el Papa Juan Pablo II, hemos de ser cautelosos y conservar la esencia, no separarnos de la verdad y del camino de Dios, que no es nuestro camino.
Os deseo a todos un especial encuentro con el Señor como lo deseo para mí.
José Luis Romero del Hombrebueno Gómez.