D. Angel Daniel, párroco de Socuéllamos se dirije a nosotros con un acertado análisis de nuestro momento actual…
Cuando nos disponemos a calmar el ritmo pastoral por el verano, nuestra Cáritas quiere ponerle rostro a todas y cada una de las acciones desarrolladas en el curso recién terminado.
Yo quiero dejar, junto a la gratitud por la colaboración de tantos, una sincera reflexión que puede ocupar algún rato de nuestro descanso veraniego.
Los cristianos hemos de ponernos delante del Señor cada vez con más frecuencia, porque nuestro mundo está perdiendo el equilibrio espiritual y se están cambiando nuestros valores. Es curioso ver cómo circula por el ciberespacio lo vulgar, grosero, obsceno y lujurioso… ah, es libertad de expresión. Pero las conversaciones sobre Dios y lo sagrado se suprimen, en público, en la escuela, en el trabajo y a veces hasta en el hogar.
– Se está promocionando lo profano, la violencia, la droga y los temas satánicos y lo llaman “diversión”.
– Se está recompensando la pereza y a eso lo llamamos “ayuda social”.
– Se está explotando al pobre y eso se le llama “suerte”.
– Se están matando niños que aún no han nacido y lo llamamos “libre elección”
– Se están abatiendo muchos condenados y a eso se le llama “Justicia”.
– Se está abusando del poder y a eso lo llamamos “política”.
– Se están ridiculizando los valores establecidos desde hace mucho tiempo por nuestros antepasados y a eso lo llamamos “obsoleto y caduco”.
– Codiciamos los vienes ajenos y a eso se le llama “tener ambición”.
– Estamos siendo negligentes en la educación de los niños y a eso lo llamamos “desarrollo de la autoestima”.
Luego nos interrogamos: ¿Por qué nuestros niños no tienen conciencia, por qué no saben distinguir el bien del mal, por qué no les preocupa acosar a sus compañeros de cole, matar a desconocidos o a ellos mismos?
Es curioso, mandamos a Dios a la basura y luego nos preguntamos por qué el mundo está en proceso de destrucción. Sí, es muy curioso ver cómo creemos cualquier periódico o comentario televisivo, pero cuestionamos la Palabra de Dios. Señor, escruta el fondo de nuestros corazones y danos luz, para ejercer la caridad más allá de la limosna.
Ángel-Daniel de Toro González