Ha aparecido una fosa común con doscientos veinte cadáveres pertenecientes a discapacitados que fueron envenenados o dejados morir de hambre durante el nazismo:
“…En Austria, el lugar más vinculado con este programa es el antiguo palacio de Hartheim, cerca de la capital de Alta Austria, Linz, donde los nacionalsocialistas asesinaron entre 1940 y 1944 a cerca de 30.000 personas, catalogadas en la nomenclatura nazi como «vidas indignas de ser vividas»…” DIARIO PÚBLICO 3/01/2011
No he podido dejar de relacionar esta noticia con otra que ha ocurrido en Bélgica y que comenté en este mismo blog (12/12/2010). En Bélgica se ha aprobado una infecta ley que en líneas generales lo que dice es que unos padres a los que el facultativo no haya avisado de la discapacidad de su hijo durante el embarazo tienen derecho a demandar a éste por permitir un nacimiento “injusto”, literalmente dice así:
“el legislador debe haber tenido la intención de ayudar a evitar dar a luz a niños con graves anormalidades, al haber considerado no sólo los intereses de la madre, sino también el del mismo niño por nacer”.
Es decir, se considera que no permitir vivir (matar) a ese niño es mejor para él. ¿Por qué?… ¿Porque es mejor no vivir que vivir con deficiencias? En definitiva, porque esa vida, piensan los legisladores: “es indigna de ser vivida”. Es evidente que esta ley está inspirada por el mismo espíritu de los nacionalsocialistas. Pero lo peor es que ésta, nuestra sociedad hipócrita y podrida hija del relativismo, ve con normalidad esta serie de conductas.
Hoy nos escandalizamos de las torturas de la Inquisición, de abusos medievales como el derecho de pernada, y no somos capaces de imaginar como en aquella época se veían con normalidad estas barbaridades… en un futuro quizá no tan lejano, nuestros descendientes nos juzgarán por lo que estamos permitiendo y se preguntarán: ¿Por qué no se movilizaban? ¿Por qué no tuvieron arrestos para detener el gigantesco infanticidio del aborto? ¿Por qué no hicieron nada?
Pensadlo.