Ya podemos ir despidiéndonos de nuestro querido “occidente”, antaño conocido como “mundo libre”, no soy agorero, simplemente constato unos datos. Si seguimos la misma dinámica demográfica y económica que llevamos actualmente dentro de muchos menos años de lo que nos pensamos a Europa no la va a conocer ni la madre que la parió. Y dejadme que os diga que creo que ese cambio no va a ser para mejor. No sufro porque perdamos el liderazgo económico si no por lo que ello lleva aparejado, todo nuestro sistema de valores sustentado sobre el corpus ideológico de la cristiandad (si, digo bien) no se podrá sostener simplemente porque no nacen cristianos. Es decir, si cada pareja tiene una media de hijos por debajo de dos, dará como resultado que una sociedad no se regenera demográficamente, es decir que cada vez hay menos niños (y más viejos) amén de las consecuencias en tema de pensiones, atención geriátrica, eutanasia etc… Todo ello traído entre otras cosas por una interpretación torcida de la Humanae Vitae: no quisimos hacer caso a la Iglesia cuando se nos decía que había que tener más hijos, hemos optado por la comodidad de no tener hijos (contraconcepción), matarlos (aborto) y en última instancia si vienen como mucho uno o dos, y distanciados de manera que parezcan una sucesión de hijos únicos. Los frutos que traerá esto van a ser muy amargos si no viene inesperadamente una revolución vital…
Además del tema demográfico, también es importante el aspecto económico. Hoy he tenido la ocasión de ver un brevísimo y esclarecedor vídeo sobre la economía China, que impresiona por su sencillez y contundencia.
Os enlazo dos vídeos, uno en el que aparece Kico Argüello (fundador del movimiento neocatecumenal) en un programa de tv, y otro de un profesor de economía. Es muy importante que los veáis, creedme.