RESPUESTA A UN COMENTARIO PUBLICADO EN ESTE BLOG.

Hace un par de meses recibí este comentario en el blog, por su interés lo publico íntegramente, así como también la respuesta al mismo:

COMENTARIO:

No es católico atizar la dialéctica guerracivilista, ni siquiera desde la posición de víctima. Tener fe incluye comprender que Dios permite cosas incomprensibles para el hombre. Combatirlas, sí, pero no como se combate en el mundo. ¿Arengas? ¿Demostraciones de fuerza a lo «revolución cultural»? ¿Es católico posicionarte en la puerta del sol para rezar bien a la vista? Dios sabe cuándo y cómo rezas, y no necesita verte por la tele rezando entre turbas demoníacas. Eres católico, amigo, ¿qué coño esperabas?: estás en el mundo pero no eres del mundo, así que no te alteres más de la cuenta. Te matan, ¿y qué? El cielo te espera, ¿no?, y con el martirio además te quitas purgatorio. Ya ves, todo ventajas. ¿Tenemos fe suficiente o no? Recemos para tener más fe, y no por una ley o por un concordato o por una subvención. A Dios, creo, le importa un carajo la subvención y la ley y todo lo demás. Con un ligero aletear de su voluntad podría evitar todo lo que a nosotros nos disgusta, y no lo hace. ¿Sorprendido?

Dime: ¿Qué tragedia hay en que al papa le llamen nazi, comparado con que en el mundo mueran cuarenta mil niños al día por falta de todo?¿Acaso Dios no permite hambrunas donde millones mueren?¿Acaso no permite que nazcan millones para morir de hambre?¿Y acaso el colegio de cardenales no sabía que estaba eligiendo a un papa que había pasado por las juventudes nacionalsocialistas, y que había participado en la guerra del lado del demonio? ¿O me equivoco y acaso el demonio estaba del lado de los buenos? ¿No fue el papa el primer jefe de estado extranjero que reconoció legítimamente el Tercer Reich? ¿Y no es Mussolini quien concedió al  Vaticano la consideración de Estado? ¿Puede ver alguien a Mussolini como un cruzado por la fe?¿Acaso alguien puede creer que el cielo tiene algo que ver con coronaciones de reyes? Hay apariciones que lo dicen, ¿y qué?¿Debemos creernos todo lo que dicen las apariciones?¿Seguimos en la Edad de Piedra?¿Cómo crees que Dios, por muchas apariciones que digan lo contrario, vio que la Iglesia, SU Iglesia, no se pusiera más del lado de las víctimas en el genocidio sólo por temor a que el comunismo, que era el demonio, avanzase?¿Y que el Vaticano participase en la ruta de las ratas por la que miles de nazis escaparon de la justicia?¿Y cómo crees que vio que el próximo San Juan Pablo II, hombre excelente, héroe, mártir casi, desmontase la naciente teología de la liberación sólo por el temor a que el comunismo, que era del demonio, avanzase de nuevo? ¿No predicaban el compromiso con los débiles, como Jesús? ¿Cuántos murieron desde entonces por la explotación multinacional, cuántos indígenas se quedaron sin tierras? ¿Alguien puede estar tranquilo con las fotos de los papas sonriendo al lado de dictadores totalitarios? Dios permitió a los Borgia. Dios permite muchas cosas.

Lo que trato de decir es que nada es tan sencillo como parece, y conviene crecer en la fe y no quedarse en las consignas infantiles. Todo pasa, amigo, nada te turbe, porque tener fe incluye no dejarte llevar de la pasión del mundo. Trabaja, respeta el valor del silencio, sé consciente de lo que la vida es en realidad y no te preocupes del resto. El demonio está instalado en el corazón del hombre desde el principio de los tiempos, y eso hay pocas cosas que el hombre, por bueno que sea, o por romero, pueda hacer para evitarlo.

 

El demonio existe aún porque Dios, el pobre, sólo sabe amar. ¿Será la Iglesia tan amable de enseñarle a odiar? Inventemos el Islam, entonces.

 

En fin, Dios hará sólo si quiere hacer, cómo y cuándo quiera hacerlo. Tener fe es confiar en que todo saldrá como Dios quiera que salga. Incluso una guerra. Incluso un genocidio.

Incluso el mismo infierno en la tierra.

 

Estimado amigo “anónimo católico”,

Me siento alagado por haber atraído tu atención. Una de las razones por las que decidí publicar este blog fue suscitar diálogos alrededor de la fe. Razonas y presentas muchos y muy diversos argumentos. Reconozco que algunas cosas que dices no acabo de entenderlas bien. No sé si has escrito este comentario esperando una respuesta, aunque no sea así me gustaría hacerlo. Perdona si no soy ordenado:

Entono el mea culpa, mi blog adolece de utilizar muchas veces un tono que tu llamas guerracivilista. Es cierto, después de escribir, cuando ha pasado algún tiempo veo que quizá proyecto una imagen un tanto crispada, esto es así porque muchas veces escribo a golpe de indignación, en medio de un cabreo tremendo por lo que veo a mi alrededor. Pero está bien, intentaré enmendarme.

Me llama la atención que te moleste que la gente exteriorice sus sentimientos religiosos públicamente, pero, ¿no toman la calle los gays, los obreros, e incluso los forofos del fútbol?… no veo qué tiene de malo el hecho de que alguien rece en la calle, y menos comprendo que eso provoque la ira y la violencia de otras personas.

Llamas nazi al papa sin pararte a informarte a fondo sobre el tema, ¿tú crees que todos los que formaban el ejército rojo en la guerra civil española eran marxistas? Y lo mismo ocurrió en la zona nacionalista. Todos los jóvenes fueron obligados a alistarse e ir a la guerra o habrían sido fusilados, así mismo ocurrió en la Alemania de la II Guerra Mundial, Ratzinger era apenas un adolescente de 14 años cuando fue llamado a filas junto a toda su generación…

“…Hasta 1939 ningún seminarista había entrado en las Juventudes Hitlerianas. Pero el régimen exigió a partir de marzo la afiliación obligatoria. Hasta octubre, la dirección del Seminario se negó, pero luego no pudo impedir el inscribirlos. Así le sucedió también a Joseph Ratzinger, a sus 14 años. Un testigo relata (según el Frankfurter Allgemeine Zeitung) que los seminaristas eran una «provocación» para los nazis: se los consideraba sospechosos de estar en contra del régimen. En un escrito del Ministerio de Educación se lee que la pertenencia obligatoria a las Juventudes Hitlerianas «no garantiza que los seminaristas realmente se hayan incorporado a la comunidad nacionalsocialista de los pueblos».

A los 16 años, fue llamado a filas, como tantos jóvenes de las Juventudes hitlerianas que al final de la guerra fueron militarizados (los llamados Flakhelfer: ayudantes de artillería antiaérea) y se lo destinó a la protección de la fábrica de BMW en Traunstein, en las afueras de Múnich, ciudad que fue bombardeada masivamente. Prestó servicio entre abril de 1943 y septiembre de 1944. En este tiempo asistió al instituto de segunda enseñanza «Maximiliansgymnasium». A las preguntas de un superior, contestó que quería ser sacerdote. Estuvo luego, tras la instrucción básica, destinado en Austria, concretamente en la protección anti-tanque.

En 1944 comenzó su entrenamiento básico en Hungría, tomó parte en el «Reichsarbeitsdienst» que era un servicio de estrategia nazi, donde él, junto con otros compañeros, construyeron sistemas para cerrar el paso a diferentes tanques de guerra. Ratzinger desertó en los últimos días de la guerra, pero fue hecho prisionero por soldados aliados en un campo cerca de Ulm en 1945…”

Wikipedia

Dices que las apariciones sólo las creen quienes aún viven en la Edad de Piedra. Te invito a leer esta cita de Jean Prieur aunque es larga no tiene desperdicio, todo lo que dice lo suscribo totalmente:

”… cuando todo se haya desmitificado, desacralizado, esterilizado, cuando con todo cuidado se haya cerrado un cielo «donde por otra parte no hay nada ni nadie», ya no quedará del cristianismo sino una actividad social, mucho menos eficaz que la de los sindicatos y que siempre será sospechosa; solo quedará una filosofía que otros filósofos, mejor formados, podrán siempre impugnar y combatir. Solo quedarán esas revistas con hermosas fotos, hermosas encuadernaciones en colores que traten de los asuntos de este mundo con menos competencia y valor que los que se dedican a este oficio.

A los que tienen sed de sobrenatural y de supervivencia, y son muchos, no les quedará sino volverse hacia las doctrinas orientales, aparejadas con todos los prestigios del exotismo, hacia las ciencias ocultas que representan el aspecto material (¡y qué lucrativo para aquellos y aquellas que las practican!) de las realidades invisibles.

Son miles de personas de buena voluntad las que, decepcionadas por un cristianismo que reniega de sí mismo y que renuncia a sí mismo, se vuelven hacia el Zen, mientras apóstoles con vestidos de azafrán desembarcan en nuestras puertos, perdón: en nuestros aeropuertos; Occidente se ha convertido en tierra de misión. Durante este tiempo, ¡cuántas iglesias en el campo están en venta! La apertura al mundo no habrá convertido al mundo y cristianos avergonzados andarán errantes por santuarios despoblados.

Arrojad lo sobrenatural de los Evangelios: solo quedará la historia de un agitador religioso, condenado a la vez por los sacerdotes de su país y por la potencia ocupante, historia tan insignificante que los historiadores latinos y judíos del siglo I no consideraron necesario hablar de ella, admitiendo que la conocían.

¿Qué queda de ese libro sagrado cuando se han sacado de él los ángeles y los demonios, las apariciones, las visiones, los éxtasis, las predicciones y los milagros?

¡Desafortunados milagros! no tienen buena prensa en la hora actual. Antiguamente, eran atacados por los materialistas, hoy son algunos teólogos los que dirigen el ataque. Lo mismo que ya no es necesario tener voz para hacer una carrera de cantante, tampoco es necesario creer en Jesucristo para hacer una carrera de teología. Es más bien un handicap, porque no se hablará ni de tu persona ni de tus libros… ( ) …El que rechaza la existencia de los espíritus debe, en buena lógica, rechazar también la existencia de los ángeles. El que rechaza la existencia de los espíritus no puede admitir la vida después de la muerte, puesto que los espíritus de hoy son los hombres de ayer. Y los hombres de hoy serán los espíritus de mañana. Ni espíritus, ni ángeles, ni resurrección: hay una relación muy profunda entre estas tres negaciones. Y el que niega la existencia de los espíritus, de los milagros, de los ángeles, de la inmortalidad, termina negando pura y simplemente la existencia objetiva de Cristo… ( ) …Un sacerdote que se prodigaba en los salones y en las mesas redondas mundanas y televisadas, declaraba en sus conferencias: «No es importante que Cristo haya existido históricamente…( ) …En cuanto al teólogo protestante en que él se inspiraba, su pensamiento se resume así: Jesús no existió realmente. Su vida parece construida de tal manera para ser admirable que solo puede tratarse de un espejismo, de un fantástico sueño de la fe. Su vida es una leyenda demasiado bella, demasiado extraordinaria para ser verdadera. Esta leyenda fue inspirada por Dios a los que se llama los apóstoles: a Pedro, a Pablo, a Juan.

El Evangelio es una alegoría de cuentos alegóricos. El Evangelio es un mito del que Dios se sirvió en el siglo I porque los hombres de aquel tiempo no comprendían otro lenguaje. El mito del Mesías, el mito del Hijo de Dios que se sacrifica para redimir a los hombres, el mito del Salvador que muere para borrar los pecados eran lo que mejor se adaptaba a la situación mental de la época. En resumen, Jesús no existió realmente, pero sin embargo fue enviado por Dios bajo la forma de una leyenda… ( ) … Fue Dios quien imaginó a Cristo y el que lo envió a los hombres bajo la forma de esta hermosa ficción. Cuando se han abandonado los milagros, los sueños, las apariciones, las profecías, los mensajes, los éxtasis, todas las  incursiones del mundo invisible, ¿qué queda? Un Dios incoloro, muy lejano, muy solo en un cielo donde no hay ni Cristo, ni ángeles, ni santos, ni resucitados. En definitiva, ese Dios separado, alejado, abstracto, también es negado…”

También acusas muy duramente a la Iglesia, habría que matizar muchísimo y hacer un examen en profundidad de cada uno de los tema que sacas a colación. Te sorprenderían las conclusiones que saldrían de un análisis neutral y serio. Un análisis que tuviera en cuenta el contexto histórico de cada episodio, te darías cuenta que muchas de esas supuestas páginas negras no son sino grandes calumnias repetidas automáticamente por sectores enemigos acérrimos de la Iglesia que quieren hacer realidad la máxima de Goebbels: ” una mentira mil veces repetida se convierte en una verdad.”

Pero aún así está claro que la Iglesia no es perfecta, han existido y existen deficiencias, pero no tantas como arguyen sus detractores. Habría que subrayar que la Iglesia es la única institución donde la crítica nace siempre de dentro y termina asumiéndose en concilios y reformas parciales.

Para mí la forma correcta de posicionarse frente a estos pequeños y grandes pecados de nuestra Iglesia debería ser similar a la que adopta un hijo respecto a los defectos de una madre. No obstante creo firmemente que el Espíritu Santo siempre ha estado presente en la historia de la barca de Pedro. Hasta en sus periodos más oscuros, el testigo del mensaje del Evangelio ha pasado de una generación a la siguiente. Más sangrante aún es para mí ver como personas que se autocalifican como católicos olvidan los enormes servicios que la Iglesia católica ha brindado a la humanidad.

Luego dices que no podemos cambiar nada, sostienes una especie de creencia en la predestinación parecida a la de los luteranos. No creemos lo mismo los católicos, aunque no de una manera absoluta (estamos limitados por muchas circunstancias) tenemos libre albedrío, y a través de nuestra voluntad e iniciativa podemos claramente cambiar el mundo. Muchas cosas increíbles se han conseguido solamente con ayuno y oración. Siempre invitados a las buenas acciones por Dios es el hombre el que al fin decide lo que hace o no hace. Dios respeta exquisitamente nuestra libertad, y este respeto llega a tal extremo que tristemente algunos hombres acaban entregándose al mal y perdiendo su alma. No, no somos marionetas del destino.

Y para acabar, me gustaría citar a Chesterton:

“En cuanto el hombre deja de estirar del hilo en contra de la Iglesia católica, nota un tirón hacia ella; en cuanto deja de abuchearla, empieza a escucharla con deleite; en cuanto intenta ser ecuánime en cuanto a ella se refiere, comienza a sentirse orgulloso de ella. Ahora bien, cuando el afecto sobrepasa un determinado punto, empieza a adquirir el aspecto de la grandeza trágica y amenazadora de los grandes amores”

Querido amigo “anónimo católico”, me he dejado muchas cosas en el tintero, pero no quiero ser demasiado pesado, no abandones la búsqueda de la verdad, no desesperes en la persecución de sentido, la fe católica no puede ser abarcada solamente con la razón pero eso no quiere decir que no sea razonable. Abandona el abucheo, juzga con ecuanimidad y pronto estarás remando en la dirección adecuada. No olvides que se nos ha dicho: quien no recoge conmigo, desparrama…

Recibe un sincero y afectuoso saludo de Juanjo Romero.

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ENTREVISTA A RAYMOND MOODY.

Esta mañana he encontrado en el ABC una entrevista a un personaje que sigo desde que leí «Vida después de la vida», todo lo que he leído de él me parece creíble. Os transcribo esta pequeña pero sumamente interesante entrevista que ha hecho Virginia Ródenas:

Hacia la luz

Moody (Porterdale, EE.UU., 1944), doctor en Filosofía y Psiquiatría, fue psiquiatra forense en el hospital estatal de máxima seguridad de Georgia, «el trabajo que más me ha marcado». Con su libro «Vida después de la vida», en el que establece con entrevistas el patrón que siguen las experiencias cercanas a la muerte (ECM) y del que ha vendido más de 15 millones de ejemplares, reabrió en Occidente el debate de la supervivencia de la conciencia. Ha sido la estrella del Foro Internacional de Ciencias Ocultas que se celebra hasta el domingo en Príncipe Pío (Madrid).

 

Su estudio empírico sobre cientos de experiencias cercanas a la muerte (ECM) demuestra que estas siguen un patrón.

-La gente dice que abandona su cuerpo, que lo ven desde arriba, que va por una especie de pasillo, llega a una luz brillante, en la que siente compasión y amor absolutos, que amigos y familiares que han muerto la esperan, y tiene un recuerdo panorámico en el que ve toda su vida; y todo eso sucede al mismo tiempo y de forma instantánea. Y ahora sabemos que esa pauta también la han seguido personas al cuidado de moribundos.

-La mayoría le dijo que no quería volver a la vida.

-Lo que dicen es que no quieren dejar ese estado de consciencia. Unos vuelven porque tienen cosas pendientes, pero no saben cuáles y es frustrante, aunque años después de la ECM pudieran ver el qué; otros pudieron elegir, y la razón más poderosa para volver de cuantos entrevisté fue que tenían hijos pequeños.

-¿No habló con nadie que en vez de ascender a la luz hubiera descendido a las tinieblas?

-Sí, sí. A veces hay experiencias negativas, el problema es que son muy difíciles de estudiar porque son pocas. Según la encuesta Gallup de 1982 sobre las ECM, de ocho millones de norteamericanos que declaraban haber tenido esta experiencia, solo para el 3% fue negativa, y todas variadas, así que no es posible establecer un patrón como en las positivas. Además, el que la sufre no está tan dispuesto a contarla.

-Ante el más allá, ha defendido que importa más la duda reflexiva que una afirmación peregrina.

-Así es. Antes de entrar en Medicina yo era catedrático de Filosofía y de Lógica, y estoy de acuerdo con Platón en que la cuestión de la vida tras la muerte es la pregunta más importante de nuestra existencia y estamos obligados a utilizar tan buen razonamiento como sea posible, conscientes de que es una pregunta muy difícil y no se debe responder con ideologías.

-¿Y usted, qué cree? ¿Hay vida tras la muerte?

-Nunca me vi expuesto a las ideas de la religión hasta que estudié a Platón, así que para mí ha sido un proceso dificilísimo. Pero hace unos años, revisando todo lo estudiado, vi que no me enfrentaba a lo que la realidad me ponía delante. Sí, para mi sorpresa, sí parece que es verdad que hay vida, y con las experiencias idénticas de cuidadores de moribundos se elimina casi por completo que sea un proceso neurofisiológico del cerebro, porque los que están al lado del enfermo también lo viven y no están enfermos.

-¿Persigue dar sentido a la vida o perder el miedo a la muerte?

-Perdí el miedo a la muerte hace muchísimo tiempo y 14 años atrás hubiera estado dispuesto a morir, pero adopté con mi mujer a un niño y luego a una niña, así que quiero quedarme para verlos crecer.

-¿Ha contemplado la trascendencia del hombre?

-Sí, aunque me costó darme cuenta porque no es mi manera normal de pensar. Las ideas de Platón, tan interesado como nosotros en las ECM, han sido muy persuasivas. Y ahora empezamos a desarrollar herramientas racionales para estudiar todo esto. En mi trabajo ha sido básico el rigor, dar solo información verificada por mí y por cualquiera. Para mí es importante poder mirarme al espejo cada mañana y decir «ese es un tipo que no confunde a la gente».

-¿Y qué pinta usted en un foro de ciencias ocultas?

-Educar es muy importante. Me lo inculcó mi padre, cirujano, militar y primer miembro de su familia que iba a la Universidad. Me decía: «Si logras licenciarte y llegas a ser catedrático, tienes una responsabilidad pública de compartir tu conocimiento». Por eso nunca quise confinar mi trabajo a círculos académicos.

-Parece hecho a todo. ¿Qué le sobrecogió?

-La respuesta del profesor Ritchie, graduado con solo 20 años en Física, la primera persona a la que entrevisté por una ECM. «En la visión panorámica de mi vida —dijo— señalaba todos mis logros académicos y materiales, pero a la luz brillante no le interesaba eso, solo si había aprendido a amar». ¡Un tío tan brillante y sentía que el final de la vida de lo único que trata es de eso, del amor! Me afectó mucho.

ENTREVISTA AL PADRE ÁNGEL OLARAN.

Artículo extraído de www.elconfidencial.com :

 

Ángel Olaran, misionero que desarrolla su trabajo en el contiente africano, nació en Hernani (Guipúzcoa), «hace ya mucho tiempo». Tras trabajar varios años en un banco, decidió dedicar su vida a tareas humanitarias, y en ello lleva desde hace cuatro décadas. Su presente destino es la Misión de St. Mary en Wukro (Etiopía).

P.- ¿Cómo surge su vocación de misionero?

R.- En el ambiente cristiano católico de los años 50 y 60 tuve la oportunidad de ser acogido por los adolescentes y jóvenes de mi pueblo, Hernani. Entre ellos tuve la posibilidad de descubrir y de desarrollar mi faceta social, así como el apego a la Naturaleza: amor a la montaña, plantas, animales. Esta dimensión me abrió hacia lo que no soy yo, hacia el que no es yo. Y esta dimensión sigue viva en mí.

Algunos de mis amigos prestaron servicios misioneros como laicos en Sudamérica. Y ahí surgió mi interés por un servicio de este estilo. Y sin mayor razonamiento, supe que tenía que ser en África.

Habiendo cumplido los 19 años, tuve una experiencia vital de Dios. Algo que apenas duró segundos. Y que no he necesitado que se repitiera.

Y ahí comenzó mi caminar hacia mi interior. Y ahí sigo, ahondando en el viaje hacia mí mismo.

P.- ¿Cree Vd. que Dios es patrimonio de alguna religión en exclusiva?

R.- Sobre Dios sólo podemos balbucear. Incluso los grupos que nos jactamos de haber recibido revelaciones especiales de Dios, lo que podemos “saber” de Él es como a tientas, apoyándonos en  lo que captamos en las relaciones humanas. Para los creyentes, nuestras vivencias humanas de justicia, amistad, amor, paternidad, maternidad, creatividad, belleza, armonía, etc., orientan nuestro caminar interior hacia ese Ser que es fuente de esas virtudes humanas, y en quien, a través de ese paso tan bien ideado, llamado muerte, estas virtudes nuestras se complementarán de manera infinita. La tendencia de las religiones que han recibido El Libro Sagrado a hablar de Dios con una infalibilidad que ni el mismo Jesús, en nuestro caso, la utilizó, es contrario a la misma revelación.

Jesús fue dogmático en cuanto a principios humanos: se te ha dado gratis, dalo gratis; se te ha dado 5, se te pedirán 5; bienaventurados los pobres, los que aman la justica, visitan a los presos, dan de comer a los que tienen hambre, acogen a los de fuera. . . Muchos de sus seguidores, más que implementar esos principios con nuestra manera de vivir, intentamos monopolizar la Naturaleza de Dios: Trinidad Santísima, personalidad de Jesús, Virginidad de Maria, poder eclesial. . . En lugar de dejarnos orientar por Dios, orientamos a Dios con el riesgo de convertirlo patrimonio exclusivo.

P.- ¿Podría nuestra ignorancia crear la figura de Dios para satisfacer nuestra necesidad de protección y ahuyentar el miedo respecto de nuestro destino?

R.- Intuyo que la experiencia de Dios puede ir de la mano con la experiencia de nuestra personalidad. Si identificáramos nuestra personalidad con la figura de un cono, el vértice seria ese “punto” nuestro personal, indivisible. Eterno. Ese vértice es la sede de todo lo que consideramos valores: Armonía, Belleza, Amor, Amistad, Unidad, Justicia, Paz, Luz. . . Sería Dios, hacia lo que tendemos y donde nunca llegaremos. Es la “creación” de Dios no por lo negativo  sino por lo positivo: donde, un día, nuestra ansia de infinitud hacia los mencionados valores encontrará su complemento total, en el “corazón” de Dios.

La fe no asegura la necesidad de protección ni ahuyenta los miedos. Diálogo de Carmelitas de Guardini, y la película La última en el cadalso relatan la angustia visceral que le producen el sufrimiento, el dolor y la duda a una religiosa de vida contemplativa hasta que descubre que su vocación es la de acompañar a Jesús en la angustia que vivió en el Huerto de Los Olivos.

Dios está siempre mucho más allá de lo que cualquier confesión religiosa pueda afirmar de él. En nuestro gozo de haber recibido una revelación divina, tenemos que ser constructores de hermandad aboliendo fronteras, descubriendo el misterio de la diversidad .

P.- ¿Cree Vd. que la ley del amor, en su más amplia acepción, podría ser el motor que genera entendimiento entre los humanos?

R.- San Agustín afirmaba algo así como que estamos creados para el amor y que sólo descansaremos en el amor; por su parte, Juan de la Cruz comentaba que en la noche de la vida seremos juzgados sobre el amor. San Juan afirma “Dios es Amor”. Jesús a sus seguidores les da una nueva ley “Amaros como yo os he amado”, asegurando que “no hay mayor amor que dar la vida por los que se ama”. Dentro del entorno cristiano no hay mejor ley que la del amor para generar ese entendimiento. Y en al amor creceremos todos unidos, a la vez que individualizados, por toda la eternidad.

El cristianismo no posee el monopolio de amor. Todas las culturas son criaturas y reflejo de ese único Amor y a Él nos conducen.

P.- ¿Por que Etiopía fue su elección?

R.- Elegí Tanzania y allí viví 20 años. Cuando uno acepta vivir y trabajar en el interior de un grupo de personas de la naturaleza del nuestro, de entrada ofrece su disponibilidad. El año 1992 los superiores me propusieron venir a Etiopía y lo acepté.

P.- ¿Qué balance hace de su actividad en Etiopia?

R.- De los 20 años pasados en Tanzania tengo la sensación de que fue un tiempo sólido. Aquí llevo casi el mismo tiempo que en Tanzania y tengo la sensación de que esos años se me han escapado de la mano. Los podría encerrar en unos pocos años. Y la pregunta visceral: ¿Qué he hecho todo este tiempo? ¿Qué puedo ofrecer? Y aquí no cuenta la lógica matemática: tantos pozos, ni tantos árboles plantados, ni alumnos. . . Lo que brota de mis raíces, y eso es lo que cuenta, es que la actividad podía haber sido más creativa; con una motivación más limpia. Podría haber llegado a relacionarme con mucha más gente, acompañarles mejor. Mucho más cercano en sus sufrimientos. 

P.- ¿Qué alternativas, de fácil aplicación, podrían erradicar la pobreza?

R.- Con la depresión de los años 30, del sistema capitalista duro – no había horarios de trabajo, ni los niños eran respetados, sueldos que no llegaban ni a propinas; seguridad bajo mínimos- . . . se pasó al de Bienestar Social. Costó pero se consiguió.

La economía del Bienestar Social ha llegado a la Globalización, basada en gran parte en la miseria económica que exige el sacrificio ofrecido al dios dinero, de los 20.000 niños (100.000 personas) que mueren diariamente a consecuencia de la mala alimentación.

Álvaro Van der Brule