He visto varios capítulos de la serie “Modern Family”, tiene unos guionistas bastante ocurrentes, es innovadora, fresca y graciosa. En definitiva es un producto televisivo de calidad hecho con profesionalidad. Actores, decorados, montaje, etc…
Reconozco que me he reído con algunos sketchs. Algunas situaciones son francamente divertidas y originales. El problema viene cuando analizamos la estructura moral que sustenta la trama, nos daremos cuenta de que en el mensaje o moraleja de la historia subyace una ideología que, edulcorada con el humor, nos va sumiendo en un ambiente donde se dan por válidas muchas realidades que no son de recibo para un católico (que quiera serlo seriamente). Me explico, dicho de una manera un poco burra, este tipo de series y películas serían un “veneno” moral con aspecto y sabor de caramelo.
Reflexionando sobre todo esto, recordé un libro que leí hace muchos años y que me impresionó mucho. Este libro contaba la historia de Treblinka, un campo de exterminio nazi, y cómo era su día a día. Aparte del terror de las torturas, los asesinatos y la sordidez de todo aquello, recuerdo con especial estupor cómo los nazis, con una gran maestría en la maldad, fueron consiguiendo que los propios judíos del campo, los que estaban asignados a cumplir la tarea de ayudar a eliminar a sus hermanos, tuvieran una cotidianidad, una normalidad en aquel submundo, con sus propios códigos, normas, etc, Como colofón recuerdo que llegaron a crear una banda de música que actuaba en alegres vodeviles y espectáculos de variedades a los que asistían los oficiales de las SS y los judíos. En estas francachelas los propios internos del campo creaban e interpretaban scketchs en los que ironizaban y caricaturizaban escenas y situaciones del día a día del campo que lograban arrancar las risas de víctimas y verdugos. Algunos testigos presenciales afirmaban que cuando se quedaban solos pensando en lo que estaban viviendo se daban cuenta de que esta degradación era mucho peor que las torturas convencionales ya que les había hecho perder profundamente su dignidad.
Yo me dedico a dibujar viñetas de humor como aficionado y me doy cuenta de que la risa no puede estar por encima de todo, la mejor manera y más efectiva de degradar a alguien es revestir la crítica de chiste, si es gracioso todo se justificará por esa risa. Es una tentación en la que es fácil caer y siempre está ahí a poco que te descuides. La ironía convertida en sarcasmo corroe y disuelve. Nos hace olvidar la verdad y nos lleva al relativismo. Me viene a la memoria un grupo de humoristas míticos, los Monty Phyton, y su película más famosa: La vida de Brian. Se burlaban de todo y de todos, reconozco que me reí con algunos chistes, la secuencia final de los crucificados no me la tragaré nunca, hay cosas con las que no se puede, ni se debe bromear.
Muestra también de esta deriva por provocar la carcajada cueste lo que cueste son algunas series de animación para adultos, que han traspasado todas los límites, véase South Park, Padre de familia, o American Dad, que han llevado hasta sus últimas consecuencias la ironía de unos Simpsons cada vez más ácidos. Por no hablar de series de situación españolas en las que el mal gusto es su principal ingrediente. Para tapar la falta de ingenio echan mano de la palabra gruesa y soez, vociferante, de la falta de respeto y de situaciones picantes subidas de tono.
Es parecido a esa frase tan repetida con la que muchos nos justificamos de la diferencia entre “reírse de” y “reírse con”. Yo he visto muchas veces cómo un político responde a una pregunta seria con una salida chistosa que si es afortunada nos hace olvidar la respuesta seria y razonada, quizá más aburrida, que debería haber dado desde la responsabilidad de su cargo.
Como conclusión propongo principalmente dos ideas: que un chiste graciosísimo puede tapar un trasfondo repugnante y que el camino de la risa por la risa puede conducir a la degradación. Que no nos sirva el humor como manta que todo lo tapa, sino que nos invite a la alegría, a reírnos de nosotros mismos de una manera sana. Que sea un humor crítico pero no cruel, que no perdamos de vista la humanidad.
Perdonad si os he cansado, saludos afectuosos a todos.
Que Dios os bendiga.