Es el más grave mal que padece actualmente el Cristianismo, y que insidiosamente se extiende por toda la Iglesia (sacerdotes, obispos, seglares…), y que denominamos:
La herejía sin nombre
(Convencionalmente, el “Semicristianismo”)
Esta herejía sin nombre(1) y quien la profesa muestra los siguientes síntomas:
1. Selecciona Dogmas (Acepta unos y rechaza otros).
Del Credo, del Evangelio, de la Tradición… Por ejemplo: no cree en el Infierno.
2. Inventa “Dogmas”.
(A su conveniencia. Por ejemplo: Todas las religiones tienen algo de verdad y a la vez ponen en duda, o niegan, que la Religión católica sea la única totalmente revelada).
3. Su primer mandamiento es el Sexto Mandamiento (en lugar del “Amor a Dios”).
Por ejemplo: al cristiano se le juzga por el cumplimiento o no del Sexto Mandamiento. Si un cristiano, hasta entonces ejemplar, cae en una falta contra el Sexto Mandamiento, instantáneamente pierde todo crédito aunque se arrepienta. No concibe la figura del Rey David, Carlomagno, etc.
4. Su segundo mandamiento es la “Pauperomanía”.
En lugar del “Amor al prójimo”.
5. Cree que existen dos categorías de cristianos: la superior (sacerdotes, monjes, monjas…) y la inferior (los seglares).
Los primeros con todas las obligaciones, los segundos contentándose con ser “buenas personas”. En lugar de dos clases de cristianos igualmente queridas por Dios: seglares y monásticos; y, en la cima, el santo.
6. Coexisten en su mente lo pagano y lo cristiano.
Generalmente con predominio de lo primero. Por ejemplo: sus débiles creencias sobre la Otra Vida.
7.Cree que la Teología y el Cristianismo son idénticos.
Cristo mandó amar a Dios (Cristianismo), no sólo describir a Dios (Teología).
Otros rasgos son:
- Se dedica a la materia de moda. (En el siglo XVI, la Fe sin obras; en el siglo XVII, el Jansenismo…; en el siglo XXI, la “pauperomanía”.
- No valora los progresos: La palabra Dogma (con su contenido), la Tradición, los Rituales, las diócesis… El comulgatorio, el confesionario, el oro en el culto… (Por ejemplo, ya no regala un cáliz de oro a una iglesia porque piensa, estultamente, que es mejor dar ese dinero a los pobres, ignorando que hay que hacer lo uno sin olvidar lo otro).
fuente: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=30621