Por gentileza de José Luis Clavijo que me ha proporcionado los textos y por su iniciativa voy a colgar en el blog un extracto del libro de las visiones que Ana Catalina Emmerich tuvo sobre la vida oculta de la Virgen María.
Por mi propia experiencia os adelanto que la lectura lenta y meditada de estos escritos os moverá hacia el bien. Como siempre que leemos un escrito de Ana Catalina quedaremos impresionados por la sencillez y precisión con las que nos relata sus visiones que a través de la mano de Clemente Brentano tenemos el privilegio de disfrutar…
Nacimiento Virgen Maria INFANCIA DE LA VIRGEN MARÍA Y SAN JOSÉ
Revelaciones de Jesús a la Beata Ana Catalina Emmerick
I Los ascendientes de María Santísima
II Ascendientes de Santa Ana
III San Joaquín y Santa Ana
IV La Santa e Inmaculada Concepción de María
V La visión de Joaquín
VI Joaquín recibe el misterio del Arca de la Alianza
VII Encuentro de Joaquín y Ana
VIII El misterio de la Inmaculada Concepción
IX Anuncio del Mesías
X Imágenes de la Inmaculada Concepción
XI Misterios de la vida de María
XII Víspera de la Natividad de Nuestra Señora
XIII Oraciones para la fiesta del Nacimiento de María
XIV Natividad de La Virgen Santísima
XV La Natividad de María en el Orbe
XVI Anuncio del Nacimiento de María Virgen
XVII La Niña recibe el dulce Nombre de María
XVIII Preparativos para la presentación de María en el Templo
XIX Partida al Templo de Jerusalén
XX Jerusalén
XXI Presentación de la Niña María en el Templo
XXII María en el Templo
XXIII El nacimiento de Juan es anunciado a Zacarías
XXIV Infancia y juventud de San José
XXV Desposorio de la Virgen María con San José
XXVI El anillo nupcial de María
XXVII La Casa de Nazaret y
XXVIII Traslado de La santa casa de Nazaret a Loreto
I
Los ascendientes de María Santísima
Los antepasados de Santa Ana fueron Esenios. Estos piadosísimos hombres
descendían de aquellos sacerdotes que en tiempos de Moisés y Aarón tenían el
encargo de llevar el Arca de la Alianza, los cuales recibieron, en tiempos de
Isaías y Jeremías, ciertas reglas de vida. Al principio no eran numerosos. Más
tarde vivieron en Tierra Santa reunidos en una extensión como de millas de largo
y de ancho, y sólo más tarde se acercaron a las regiones del Jordán. Vivían
principalmente en el monte Horeb y en el Carmelo.
En los primeros tiempos, antes que Isaías los reuniese, vivían desparramados,
entregados a la penitencia. Llevaban siempre los mismos vestidos y no los
remendaban, no cambiándolos hasta que se les caían de puro viejos. Vivían en
estado de matrimonio, pero con mucha pureza de costumbres. A veces, de común
acuerdo, se separaban hombre y mujer, y vivían cierto tiempo entregados a la
oración. Cuando comían estaban separados los hombres de las mujeres; comían
primero aquéllos y cuando se alejaban los hombres, lo hacían las mujeres.
Ya desde entonces había, entre estos judíos, antepasados de Ana y de la Sagrada
Familia. De ellos también derivan los llamados “hijos de profetas”. Vivían en el
desierto y en los alrededores del monte Horeb. En Egipto también he visto a
muchos de ellos. Por causa de las guerras estuvieron un tiempo alejados del
monte Horeb; pero fueron nuevamente recogidos por sus jefes. Los Macabeos
pertenecieron también a ellos. Eran grandes veneradores de Moisés: tenían un
trozo de vestido de él, que éste había dado a Aarón y que les había llegado en
posesión. Era para ellos cosa sagrada, y he visto que en cierta ocasión unos
quince murieron en lucha por defender este sagrado tesoro.
Los jefes de los Esenios tenían conocimiento del misterio encerrado en el Arca
de la Alianza. Los que permanecían célibes formaban una agrupación aparte, una
orden espiritual, y eran probados largamente durante varios años antes de ser
admitidos. Los jefes de la orden los recibían por mayor o menor tiempo, según la
inspiración que recibían de lo alto. Los Esenios que vivían en matrimonio
observaban mucho rigor entre ellos y sus mujeres e hijos, y guardaban la misma
relación, con los verdaderos Esenios, que los Terciarios Franciscanos respecto a
la Orden Franciscana. Solían consultar todos sus asuntos al anciano jefe del
monte Horeb. Los Esenios célibes eran de una indescriptible pureza y piedad.
Llevaban blancas y largas vestiduras, que conservaban perfectamente limpias. Se
ocupaban de educar a los niños.
Para ser admitidos en la orden debían contar, por lo menos, catorce años de
edad. Las personas de mucha piedad eran probadas por sólo un año; los demás por
dos. Vivían en perfecta pureza y no ejercían el comercio; lo que necesitaban
para el sustento lo obtenían cambiando sus productos agrícolas. Si un Esenio
faltaba gravemente, era arrojado de la orden, y esta excomunión era seguida
generalmente de castigo, como en el caso de Pedro con Ananías, es decir, moría.
El jefe sabía por revelación divina quién había faltado gravemente. He visto que
algunos debían sólo hacer penitencias: se ponían un saco muy tieso, con los
brazos extendidos, que no podían doblar, y el interior lleno de puntas agudas.
Tenían sus cuevas en el monte Horeb. En una cueva mayor se había acomodado una
sala de mimbre donde a las once reuníanse todos para la comida en común. Cada
uno tenía delante un pequeño pan y un vaso. El jefe iba de uno a otro,
bendiciendo los panes. Después de la refección cada uno volvía a su celda. En
esa sala vi un pequeño altar, y sobre él panes bendecidos cubiertos, que luego
se distribuían a los pobres. Poseían muchas palomas tan mansas que picoteaban en
las manos. Comían de estas palomas, y supe que tenían algún culto religioso por
medio de ellas, porque decían algo sobre las aves y las dejaban volar. De la
misma manera he visto que decían algo sobre corderos, que luego dejaban vagar
por el desierto.
Tres veces al año iban al templo de Jerusalén. Tenían sacerdotes entre ellos,
que cuidaban de las vestiduras sagradas, a las cuales purificaban, hacían de
nuevo y costeaban su hechura. Se ocupaban de agricultura, de ganadería y
especialmente de cultivar huertas. El monte Horeb estaba lleno de jardines y
árboles frutales, en medio de sus chozas y viviendas. Otros tejían con mimbres o
paños, o bordaban y adornaban vestiduras sacerdotales. La seda no la usaban para
sí: la llevaban atada al mercado y la cambiaban por productos. En Jerusalén
tenían un barrio especial para ellos y aún en el templo un lugar reservado.
Los judíos comunes no congeniaban con ellos. Vi llevar al templo ofrendas como
uvas de gran tamaño, que cargaban dos hombres, atravesadas en un palo. Llevaban
corderos, que no eran sacrificados, sino que se dejaban correr libremente. No
los he visto ofrecer sacrificio cruento. Antes de partir para el templo se
preparaban con la oración, riguroso ayuno, disciplinas y otras penitencias.
Quien se acercaba al templo con pecados no satisfechos penitencialmente temía
ser castigado con muerte repentina, cosa que a veces sucedía. Si en el camino a
Jerusalén encontraban a un enfermo o necesitado, no proseguían su camino hasta
no haber ayudado al desvalido.
Los he visto juntar yerbas medicinales, preparar bebidas y curar enfermos con
estos medios: les imponían las manos o se tendían con los brazos extendidos
sobre los mismos enfermos. Los he visto sanar a veces a la distancia. Los
enfermos que no podían acudir, mandaban algún mensajero, en el cual hacían todo
lo que el enfermo verdadero necesitaba, y éste sanaba en el mismo instante.
quisiera si es posible leer mas de esta santa ?
y agradeser la luz recivida por este medio, les
envio mi amor en cristo ssn paty
Hola Paty, si quieres conocer más datos sobre Ana Catalina Emmerich la mejor manera es que pongas este nombre en un buscador como google, te van a salir un montón de páginas que hablan de ella en español. En mi blog concretamente tengo publicado un amplio resumen de LA DOLOROSA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO y estoy a medias con la publicación de LA VIDA DE LA VIRGEN MARIA basada en las visiones de Ana. Me hace muy feliz que hayas recibido luz a través de este medio, te deseo lo mejor, que Dios te bendiga.
Gracias Juan, el Señor te guarde, sigue en esto, es como ir de vacaciones
al cielo, de regreso hay que aterrizar y entrar en oración para que Tatita Dios nos trasforme. A mi me resulta difícil el inernet pero esto es un verdadero estímulo.