UN PROYECTO DE SANTO EN SOCUÉLLAMOS. Próximamente se abrirá el proceso de beatificación de Cástor Zarco García.

Ya os lo anuncié en una entrada anterior de este blog, parece ser que ya se ha puesto fecha a la iniciación del proceso de beatificación de un mártir socuellamino.

Yo tengo el honor de disfrutar de una estrecha relación con los familiares de Cástor por lo que conozco algunos detalles de su carácter especial. Este joven fue asesinado en nuestra Guerra Civil de una manera muy cruel a pesar de lo cual me consta que su madre supo perdonar, decía que ella sabía el dolor que suponía la pérdida de un hijo y no quería que ninguna madre pasara lo que ella había pasado por lo que no acusó a los asesinos de su hijo. Esta heróica actitud contrasta con los que hoy, sin haber sufrido las dentelladas de la guera en primera persona, se dedican a reabrir y echar sal y vinagre en heridas que ya estaban cerradas y prácticamente curadas por el perdón y la reconciliación. Espero que el ejemplo de estos mártires deje como una triste anécdota a estos inconsciente que quieren volver al enfrentamiento entre hermanos.

Fachada del Seminario Conciliar de Madrid.

Ahora os transcribo el artículo que se publicaba en el nº 692 del ALFA Y OMEGA (suplemento de ABC) con la noticia de la apertura del proceso:

SEMINARISTAS MÁRTIRES DE MADRID. BUENOS AMIGOS DE CRISTO.

Fueron modelo de seminaristas y de jóvenes profundamente fieles a Jesucristo. Son los siete seminaristas que fueron martirizados al comienzo de la Guerra Civil, y cuya Causa -junto a la de dos familiares que decidieron acompañarlos al martirio, y otros dos seminaristas de otras diócesis- está próxima a ser introducida en la archidiócesis de Madrid

«El 18 de julio de 1936, estábamos comiendo en el seminario de Madrid. Bajó el portero para decirnos que estaban las turbas para apoderarse del seminario. Enseguida nos fuimos a la capilla a consumir las Sagradas Especies; y, vestidos de paisano, tuvimos que salir por la puerta posterior que había en la huerta del seminario. Nos separamos, y cada uno se fue a su casa. Al día siguiente, el domingo 19 de julio, llamé al seminario preguntando si podía ir a celebrar la Santa Misa, y me contestó un miliciano diciendo que me iba a escabechar»: éste es el relato de uno de los testigos que estuvieron presentes en el seminario de Madrid y que recoge José Francisco Guijarro en su libro Persecución religiosa y Guerra Civil. La Iglesia en Madrid, 1936-1939 (ed. La Esfera de los Libros). Fue sólo el comienzo; en los primeros días de la contienda española, fueron 7 los seminaristas de Madrid que recibieron el martirio; además de ellos, murieron otros dos seminaristas de otras diócesis que estaban en la capital por esas fechas; y otros dos familiares de dos de ellos, que les acompañaron al martirio.
La introducción de la Causa de canonización de estas once personas se realizará próximamente en la Archidiócesis de Madrid, gracias al trabajo de su postulador, padre Miguel C. Vivancos Gómez, O.S.B., y de don Francisco Javier Real y el padre redentorista Antonio Manuel Quesada. El padre Vivancos ha escrito una breve relación de las circunstancias en las que encontraron el martirio, y que reproducimos junto a estas líneas.

J.L.V.D-M.

Ignacio Aláez Vaquero

El 9 de noviembre de 1936, nueve milicianos fueron a detener a su padre, denunciado por un familiar. Preguntaron a Ignacio por qué no se había incorporado a filas, y contestó que era estudiante y se preparaba al sacerdocio, por lo que también se lo llevaron. Fue asesinado junto con su padre esa misma tarde junto al cementerio de Fuencarral.

Pablo Chomón Pardo

Junto con su tío, Julio Pardo Pernía -confesor de las Hermanas Hospitalarias de Ciempozuelos-, fue asesinado en el kilómetro 5 de la carretera de Torrejón, en el término municipal de Valdemoro. Se sabe que cuando los milicianos fueron a detener a su tío sacerdote, Pablo decidió no separarse de él y correr su misma suerte.

Antonio Moralejo Fernández-Shaw

Al estallar la persecución religiosa, quiso evitar la profanación de la iglesia del Carmen. El 28 de septiembre de 1936, los milicianos fueron a detenerlo a casa de sus padres. Su padre, Liberato Moralejo Juan, quiso evitar su detención y, al no conseguirlo, decidió acompañar a su hijo y correr su misma suerte. Ambos fueron conducidos a la cárcel Modelo, y el 7 o el 8 de noviembre fueron asesinados en Paracuellos.

Jesús Sánchez Fernández-Yáñez

En el domicilio familiar, le sorprendió la persecución religiosa, que pudo esquivar hasta mediados de septiembre de 1936. Sin embargo, fue denunciado por algunos vecinos y conducido a la checa de Fomento, siendo martirizado a las pocas horas. Su cadáver apareció el día siguiente en el barrio de la China.

Miguel Talavera Sevilla

Natural de Boadilla del Monte, al estallar la persecución se encontraba en su pueblo. El 7 de octubre de 1936, unos miembros del Comité de Radio Comunista Puerta del Ángel llegaron a su casa y se lo llevaron, no habiendo aparecido nunca su cadáver.

Ángel Trapero Sánchez-Real

Con trece años, Ángel se trasladó al seminario de Madrid. Sus notas fueron siempre excelentes. El 11 de octubre de 1936, Ángel fue detenido y llevado a la cárcel de Porlier, hasta que el 9 de noviembre fue fusilado junto a las tapias del cementerio de la Almudena.

Cástor Zarco García

El 6 de junio de 1936, fue ordenado subdiácono. Comenzada la Guerra Civil, fue movilizado y enrolado en la Brigada de El Campesino. Estaba hospitalizado en Alcalá de Henares cuando fue reconocido y delatado como seminarista por algunos paisanos suyos, siendo fusilado en septiembre de 1937. Algunos testigos afirman que fue obligado a cavar su propia tumba.

Mariano Arrizabalaga Español

En 1928, ingresó en el seminario de Comillas (Cantabria). Con motivo de las vacaciones de verano, Mariano se trasladó a Madrid, donde vivía su familia. Fue detenido junto a su hermano Rafael y un cuñado. Fueron asesinados en Torrejón y sepultados en Paracuellos.

Ramón Ruiz Pérez

En 1925, ingresó en el seminario de Jaén, pero pasó en 1929 al de Toledo. La persecución religiosa le sorprendió en su pueblo, adonde había ido a pasar las vacaciones. Detenido y sometido a diversas torturas, fue subido a un tren con dirección a la prisión de Alcalá de Henares. Al llegar a Villaverde, el tren fue desviado por jóvenes libertarios, y fueron asesinados casi todos los viajeros del tren de Jaén, Ramón entre ellos.

Julio Pardo Pernía y Liberato Moralejo Juan

Ya hemos hecho referencia a los dos al hablar, respectivamente, de su sobrino Pablo Chomón Pardo y de su hijo Antonio Moralejo Fernández-Shaw.

LA QUE SE AVECINA…

No, no voy a hablar de la célebre serie humorística de Telecinco… Hoy os quiero avisar de la que nos espera, ya que tenemos que ir preparándonos para ver cada día más frecuentemente este tipo de situaciones como la que os transcribo abajo… No sé lo que os parecerá a vosotros, a mi me da mucho miedo ver la sociedad estamos creando. Lástima de generaciones futuras… Si soy mínimamente sincero conmigo mismo os tengo que decir que mis tragaderas tienen un límite.

Un saludo de Juanjo Romero. Perdonar el desahogo.

Un episodio sucedido recientemente en Estados Unidos ha dado que pensar. El matrimonio formado por David y Tonia Parker pidieron a la escuela que les avisaran cuando enseñaran a ver como moralmente buenas las relaciones homosexuales. La profesora se negó porque en el Estado de Massachussets el matrimonio gay es legal. David fue esposado y llevado a comisaría por no querer irse sin ver reconocidos sus derechos como padre. Finalmente perdió el juicio contra este Estado.

Un serio precedente
Tony Perkins, presidente de la Family Research Council, afirma que «los hechos demuestran que todo cambia cuando el matrimonio homosexual se hace legal», ya que «si se legaliza entonces debe ser enseñado como normal, aceptable y moral en cada escuela pública».

«En las escuelas públicas, incluso infantil, deben enseñar a sus hijos a aceptar que el matrimonio homosexual es una opción moral más. Y esto confunde a los niños», concluye.
 
Un niño de cinco años
Al parecer, el pequeño Tony, de cinco años vino de su clase en Jardín de Infancia con una bolsa de libros «sobre la diversidad» que, según explican los padres «introduce a los niños a las parejas del mismo sexo». Tonia Parker, explica que le molestó «que sin avisarme fueran a hablar a mi hijo de cinco años de relaciones homosexuales».
 
El padre del pequeño, David Parker fue al colegio a pedir «que nos informaran cuando se fueran a tratar esas cuestiones para tener opción de que nuestros hijos no asistieran a este adoctrinamiento», sin embargo, «la profesora nos dijo que según Educación no había deber de avisar a los padres y que cualquier adulto en la escuela podría hablar de homosexualidad a nuestro hijo». «Dijo –prosigue- que como el matrimonio homosexual es legal en Massachussets se puede abordar ese tema en cualquier momento con mi hijo de 5 años».

El derecho de los padres
David Parker afirma que «inculcan en la mente de nuestros hijos cuestiones morales que las relaciones homosexuales son moralmente aceptables». Por ello «como la profesora no quiso reconocer nuestros derechos como padres en la educación de nuestros hijos» plantearon la cuestión «desde nuestra libertad religiosa exigiendo el respeto a nuestro derecho a formarle en nuestra fe». Pero fue infructuoso: «La profesora insistió en que no nos notificarían nada».
 
La madre de dos pequeños denuncia: «Se estaban inmiscuyendo en nuestro derecho a formar a nuestros hijos» y visiblemente triste, afirma: «No podía creer que arrestaran a mi esposo porque solicitamos el derecho de eximir a nuestro hijo de ese adoctrinamiento moral».
 
El homosexualismo adoctrina a los más pequeños
Lo sucedido en Estados Unidos no es un hecho aislado. En España las bajas cifras del matrimonio homosexual demuestran que a este colectivo no le interesa ese tipo de unión a pesar de la gran propaganda que se destina a ello. Esa es la forma de introducirlo en la educación obligatoria. Esa estrategia utiliza al matrimonio no como fin sino como medio para promover la homosexualidad entre los adolescentes.
 
La que se avecina en España
Es evidente que todo esto ha traído un conflicto legal con el derecho de los padres a regir la educación moral y religiosa de los hijos ¿Tienen derecho los padres españoles a declararse objetores de conciencia en asignaturas como Educación para la Ciudadanía? Esta situación abre interrogantes a los que no se intenta dar respuesta por parte de los que promueven sus doctrinas en la escuela.

VIDA DE LA VIRGEN MARÍA LXVIII (ÚLTIMO DE ESTA SERIE)

LXVIII
Preparativos para la partida de la Sagrada Familia


En estos últimos días y hoy mismo he visto a José haciendo preparativos para la
próxima partida de la Sagrada Familia. Cada día iba disminuyendo los muebles y
utensilios. A los pastores les daba los tabiques movibles, los zarzos y otros
objetos con los cuales había hecho más habitable la gruta. Por la tarde, muchas
personas que iban a Belén para la fiesta del sábado, pasaban por la gruta del
Pesebre, pero la hallaron abandonada y prosiguieron su camino. Ana debe volver a
Nazaret después del sábado. He visto que están ordenando, envolviendo paquetes y
que cargan sobre dos asnos los objetos recibidos de los Reyes, especialmente las
alfombras, colchas y diversas piezas de género.

Esta noche celebraron la fiesta del sábado en la gruta de Maraña continuándola
durante el día 29, mientras en los alrededores reinaba gran tranquilidad.
Terminada la fiesta del sábado se preparó la partida de Ana. Esta noche vi por
segunda vez que María salía de la gruta de Maraña y llevaba al Niño a la gruta
del Pesebre en medio de las tinieblas de la noche. Lo colocó sobre una alfombra
en el lugar donde había nacido y rezó de rodillas junto al Niño. Se llenó toda
la gruta de luz celestial, como en el día del Nacimiento. Creo que María debió
ver toda esa luz.

El Domingo 30, por la mañana, Ana se despedía con ternura de la Sagrada Familia
y de los tres pastores, y se encaminaba con su gente a Nazaret. Llevaban sobre
sus bestias de carga todo lo que quedaba aún de los regalos de los Reyes y me
admiré mucho de que se llevasen un atadito que me pertenecía a mí. Tuve la
impresión de que se hallaba dentro de su equipaje y no podía comprender cómo Ana
se llevase algo que era mío. Ana se llevó muchos regalos de los tres Reyes,
especialmente ciertos tejidos. Una parte de ellos sirvió en la Iglesia primitiva
y algunas de estas cosas han llegado hasta nosotros. Entre mis reliquias hay un
trocito de colcha que cubría la mesita donde se pusieron los regalos de los
Reyes y otro es de uno de sus mantos. Yo misma debo tener un pedazo de género
que procede de los Reyes Magos. Poseían varios mantos: uno grueso y de tela
tupida para el mal tiempo; otro de color amarillo y un tercero, rojo, de una
hermosa lana muy fina. En las grandes ceremonias llevaban mantos de seda sin
teñir: los bordes estaban bordados de oro y la larga cola era llevada por los
hombres del séquito. Creo que hay cerca de mi un trozo de aquellos mantos y por
esta razón he podido ver junto a los Reyes, antes y esta noche, de nuevo,
algunas escenas relativas a la producción y al tejido de la seda.

En una región del Oriente, entre el país de Teokeno y el de Sair, había árboles
cubiertos de gusanos de seda. Alrededor de cada árbol habían cavado un pequeño
foso, para que estos gusanos no pudieran irse de allí y vi que colocaban con
frecuencia unas hojas debajo de esos árboles. En las ramas estaban suspendidas
cajitas, de donde sacaban objetos redondeados más largos que un dedo. Pensé que
se tratase de huevos de pájaros de alguna especie rara; pero luego entendí que
eran capullos hilados por estos gusanos al ver cómo las gentes los devanaban y
sacaban hilos muy delgados. Sujetaban una gran cantidad de ellos contra su pecho
e hilaban con un hermoso hilo que enrollaban sobre algo que tenían en la mano.
Tejían entre los árboles y su telar era muy sencillo. La pieza del género era
del ancho de la sábana que tengo en mi lecho.

VIDA DE LA VIRGEN MARIA LXVI Y LXVII

LXVI
El Ángel avisa a los Reyes los designios de Herodes

A medianoche tuve una visión. Vi a los Reyes descansando bajo su carpa sobre
colchas tendidas en el suelo y junto a ellos vi a un joven resplandeciente: un
ángel los despertaba diciéndoles que debían partir de inmediato, sin pasar por
Jerusalén, sino a través del desierto, costeando las orillas del Mar Muerto. Los
Reyes se levantaron de sus lechos y todo el séquito estuvo de pie en poco
tiempo. Uno de ellos fue al Pesebre a despertar a José, quien corrió a Belén
para avisar a los que allí se hospedaban; pero los encontró por el camino,
porque habían tenido la misma aparición. Plegaron la carpa, cargaron los
animales con el equipaje y todo fue enfardado y preparado con asombrosa rapidez.

Mientras los Reyes se despedían en forma sumamente conmovedora de San José,
delante de la gruta del Pesebre, una parte del séquito ya partía en grupos
separados para tomar la delantera en dirección al Mediodía, para costear el Mar
Muerto a través del desierto de Engaddi. Mucho instaron los Reyes a la Sagrada
Familia de que partiesen con ellos, diciendo que un gran peligro los amenazaba y
rogaron a María que por lo menos se ocultase con el pequeño Jesús para que no
sufriesen molestias por causa de ellos mismos. Lloraban como niños: abrazando a
José decían palabras muy conmovedoras.

Montando sobre sus cabalgaduras, ligeramente cargadas, se alejaron por el
desierto, he visto al ángel a su lado indicándoles el camino y pronto
desaparecieron de la vista. Siguieron separados, unos de otros, como un cuarto
de legua; luego en dirección al Oriente, por espacio de una legua y finalmente
torcieron hacia el Mediodía. He visto que pasaron por una región que Jesús
atravesó más tarde al volver de Egipto en el tercer año de su predicación.

El aviso del ángel a los Reyes había llegado a tiempo, pues las autoridades de
Belén abrigaban la determinación de prenderlos hoy mismo, con el pretexto de que
perturbaban el orden público, de encerrarlos en las profundas mazmorras que
existían debajo de la sinagoga y acusarlos después ante el rey Herodes. No sé si
obraban así por una orden secreta de Herodes o si lo hacían por exceso de celo
ellos mismos. Cuando se conoció esta mañana la huida de los Reyes, en el valle
tranquilo y solitario donde habían acampado, los viajeros se encontraban ya
cerca del desierto de Engaddi. En el valle no quedaban más que los rastros de
las pisadas de los animales y algunas estacas que habían servido para levantar
las tiendas.

La aparición de los Reyes había causado gran impresión en Belén y muchos se
arrepentían de no haber hospedado a José. Otros hablaban de los Reyes como de
aventureros que se dejaban llevar por imaginaciones extrañas. Había quienes
creían, en cambio, encontrarles alguna relación con los relatos de los pastores
acerca de la aparición de los ángeles. Todas estas cosas determinaron a las
autoridades de Belén, quizás por instigación de Herodes, a tomar medidas. He
visto reunidos a todos los habitantes de la ciudad por una convocatoria en el
centro de una plaza de la ciudad, donde había un pozo rodeado de árboles delante
de una casa grande, a la cual se subía por escalones. Precisamente desde esos
escalones fue leída una especie de proclama, donde se declamaba contra las cosas
supersticiosas y se prohibía ir a la morada de la gente que propalaba semejantes
rumores.

Cuando la muchedumbre se hubo retirado, vi a José acudir a esa casa, donde había
sido llamado y vi que fue interrogado por unos ancianos judíos. Lo he visto
volver al Pesebre y retornar ante el tribunal de ancianos. La segunda vez
llevaba un poco del oro que le habían dado los Reyes y lo entregó a esos
hombres, que luego lo dejaron en paz. Por eso me pareció que todo este
interrogatorio no tuvo otro objeto que el de arrancarle un puñado de oro. Las
autoridades habían hecho poner un tronco de árbol atravesado para obstruir el
camino que llevaba a los alrededores del Pesebre. Este camino no salía de la
ciudad sino que comenzaba en la plaza donde la Virgen se había detenido bajo el
árbol grande, salvando una muralla. Dejaron un centinela en una choza junto al
árbol y pusieron unos hilos sobre el camino, que hacían tocar una campanilla que
estaba en la cabaña de aquél, que les permitiría detener a quien intentase
pasar.

Por la tarde vi un grupo de dieciséis soldados de Herodes hablando con José.
Habían sido enviados allí por causa de los tres Reyes como si fuesen
perturbadores de la tranquilidad pública. No hallaron más que silencio y paz en
todas partes y en la gruta no vieron más que una pobre familia. Como por otra
parte tenían orden de no hacer nada que llamara la atención, regresaron como
habían venido, informando de lo que habían podido ver. José había llevado ya los
regalos de los Reyes y demás cosas que habían dejado antes de su partida,
guardándolos en la gruta de Maraña y en otras cavernas escondidas en la colina
del Pesebre.
 
Las cuevas existían desde los tiempos del patriarca Jacob. En aquella época en
que sólo había allí algunas cabañas en la que es hoy plaza de Belén, Jacob había
levantado su tienda sobre la colina del Pesebre.
LXVII
Visita de Zacarías
La Sagrada Familia se traslada a la tumba de Mahara

Zacarías, la Virgen, San José y el Niño.

Esta noche he visto a Zacarías de Hebrón que iba por primera vez: a visitar a la
Sagrada Familia. María estaba en la gruta y Zacarías, llorando lágrimas de
alegría, tomó en sus brazos al Niño y repitió, cambiando algunas frases, el
cántico de alabanza que había dicho en el momento de la circuncisión de Juan
Bautista. Más tarde Zacarías volvió a su casa y Ana acudió al lado de la Santa
Familia con su hija mayor. María de Helí era más alta que su madre y parecía de
más edad que ella. Reina gran alegría entre los parientes de la Sagrada Familia
y Ana se siente muy feliz. María pone con frecuencia al Niño en sus brazos y lo
deja a su cuidado. Con ninguna otra persona he visto que hiciera esto.

Una cosa me conmovió mucho: los cabellos del Niño Jesús, rubios y formando
bucles, tenían en su extremidad hermosos rayos de luz. Creo que le rizan el
cabello, pues veo que le frotan la cabecita al lavarlo, poniéndole un pequeño
abrigo sobre el cuerpo. Veo en la Sagrada Familia una piadosa y tierna
veneración en el trato con el Niño; pero todo lo hacen sencilla y naturalmente,
como pasa entre los santos y elegidos de Dios. El Niño muestra un cariño y una
ternura tal con su madre como nunca he visto en otros niños de corta edad.

María contaba a su madre Ana todo lo sucedido con la visita de los Reyes,
alegrándose mucho Ana de ver cómo habían sido llamados desde tan lejos esos
hombres para conocer al Niño de la Promesa. Observó los regalos de los Reyes,
ocultos en una excavación abierta en la pared y ayudó en la distribución de una
gran parte de ellos y a poner en orden los demás.

Todo estaba tranquilo en los alrededores de Belén, porque los caminos que
llevaban a la gruta y que no pasaban por la puerta de la ciudad estaban
obstruidos por las autoridades y José no iba ya a Belén a hacer sus compras
porque los pastores le traían cuanto necesitaba.

La parienta a cuya casa iba Ana y que estaba en la tribu de Benjamín, se llamaba
Mará, hija de Rhod, hermana de Santa Isabel. Era pobre y tuvo varios hijos, que
luego fueron discípulos de Jesús. Uno de ellos fue Natanael, el novio de las
bodas de Canaá. Esta Mará se halló presente en Éfeso en los momentos de la
muerte de María. Ana está en este momento sola con María en la gruta lateral.
Están trabajando juntas tejiendo una colcha ordinaria. La gruta del Pesebre
estaba completamente vacía. El asno de José estaba oculto detrás de unas zarzas.

Hoy volvieron algunos agentes de Herodes y pidieron en Belén noticias acerca de
un Niño recién Nacido. Llenaron especialmente de preguntas a una mujer judía que
poco tiempo antes había dado a luz a un niño. No fueron a la gruta porque antes
no habían encontrado allí nada más que a una pobre familia: estuvieron lejos de
pensar que podría tratarse del Niño de esa familia. Dos hombres de edad, de los
pastores que habían adorado al Niño Jesús, relataron a José la historia de esas
investigaciones. La Sagrada Familia y Ana se refugiaron en la gruta de la tumba
de Maraha. En la gruta del Pesebre no quedaba nada que pudiera dar a entender
que hubiera estado habitada: parecía un lugar abandonado. Los vi durante la
noche caminando por el valle con una luz velada: Ana llevaba el Niño y María y
José caminaban a su lado. Los pastores los guiaban llevando las colchas y todo
lo que necesitaban las mujeres y el Niño.

Tuve una visión, que no sé si la tuvo también la Sagrada Familia. Vi una gloria
formada por siete rostros de ángeles colocados uno sobre otro alrededor del Niño
Jesús. Aparecieron otras caras y otras formas luminosas, junto a Ana y a José,
que parecían llevarlos por el brazo. Al entrar en el vestíbulo cerraron la
puerta y al llegar a la gruta de la tumba hicieron los preparativos para el
descanso.

He visto a dos pastores que avisaban a María de la llegada de gente enviada por
las autoridades para tomar informes sobre su Niño. María sintió gran inquietud.
De pronto vi a José que entraba, tomaba al Niño en brazos y lo envolvía en un
manto para llevarlo. No recuerdo ya dónde fue con Él. Entonces vi a María, sola,
durante todo un medio día, en la gruta, llena de inquietud materna, sin el Niño
en su presencia. Cuando llegó la hora en que la llamaron para dar el pecho al
Niño, hizo lo que hacen las madres cuidadosas que han sufrido alguna agitación
violenta o tenido una conmoción de terror. Antes de amamantar al Niño, exprimió
de su seno la leche que se habría podido alterar, en una pequeña cavidad de la
piedra blanca de la gruta.

María habló de esta preocupación con uno de los pastores, hombre piadoso y grave
que había ido a buscarla para llevarla junto al Niño. Este hombre, profundamente
convencido de la santidad de la Madre del Redentor, sacó cuidadosamente aquella
leche de la cavidad de la piedra y lleno de fe sencilla y simple, la llevó a su
mujer, que tenía un niño de pecho al que no podía calmar ni acallar. Aquella
buena mujer tomó ese alimento con confianza y respeto y su fe se vio
recompensada, pues se encontró desde entonces con leche buena y abundante para
su hijo.

Después de esto, la piedra blanca de la gruta recibió una virtud semejante: he
visto que aún hoy en día también infieles y mahometanos usan de ella como un
remedio en éste y otros casos análogos. Desde entonces aquella tierra mezclada
con agua y comprimida en pequeños moldes es distribuida a toda la cristiandad
como objeto de devoción y a esta especie de reliquias llaman «Leche de la Virgen
Santísima».

Asociaciones de mujeres y farmacéuticos dan la voz de alarma: se dispara la venta de píldoras del día después, las compran los chicos y llegan a pedirlas “en cajas de veinticuatro”

Os paso este artículo publicado por El Confidencial Digital. La realidad se ha encargado, otra vez, de demostrarnos que quienes nos oponemos a este tipo de prácticas abortivas no vamos tan desencaminados, máxime cuando hay tanto cafre suelto por ahí, esperemos que el gobierno empiece a darse cuenta de que no es éste el camino correcto…

Píldora abortiva.

En primer lugar, según fuentes de colegios farmacéuticos a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, la píldora del día después ha pasado a ser no un medicamento de emergencia en caso de fallo de otros métodos anticonceptivos, sino el método anticonceptivo por excelencia. Es así que, mientras los farmacéuticos han notado una bajada drástica en ventas de preservativos, la venta de píldoras se ha disparado hasta más de un trescientos por ciento en tan sólo unos meses, pese a que, según las previsiones del Gobierno, la demanda no iba a aumentar.

Según han denunciado diversas plataformas de mujeres, la píldora del día después casi siempre es comprada por hombres jóvenes. La razón es que estos muchachos no quieren utilizar preservativo en sus relaciones sexuales y logran convencer a sus parejas ocasionales o estables de la idoneidad de la píldora del día después como anticonceptivo sustitutivo del preservativo. No pocas asociaciones femeninas han considerado “machista” este comportamiento, en tanto que, por aumentar teóricamente el placer sexual del hombre, las muchachas son sometidas a auténticas “bombas hormonales”.

En este sentido, se citan casos no por extremos menos habituales: el hecho de que algunas chicas tomen varias veces por mes estas píldoras, o el hecho de que algunos clientes hayan solicitado las píldoras en cajas de doce o veinticuatro unidades, como si se tratara de cualquier medicamento inocuo, cuando las píldoras abortivas vienen envasadas individualmente.

El desconocimiento de los efectos secundarios de la píldora propicia situaciones como estas. Diversas asociaciones de mujeres y colectivos farmacéuticos han dado ya la voz de alarma, requiriendo al Gobierno como mínimo la presentación del DNI de quien haya de tomar la píldora, para evitar un número excesivo de tomas. Asimismo, los farmacéuticos temen las posibles repercusiones jurídicas de casos de efectos secundarios muy lesivos tras la ingesta de la píldora.